Presentación
La Asamblea Plenaria del Episcopado ha encomendado a la Comisión Pastoral, la elaboración de “Criterios Orientadores para la formación de los jóvenes”.
Se presenta este documento a los agentes de Pastoral Juvenil después de varias reflexiones de la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil y de consultar a las diócesis del país.
El año 1985 ha sido declarado “Año Internacional de la Juventud”.
Uno de los grandes y mejores aportes de la Iglesia en Chile a este Año Internacional, será acentuar la formación seria, profunda y progresiva de los jóvenes en el seguimiento de Cristo y en la vivencia de su Evangelio.
Los jóvenes, fieles seguidores de Cristo Jesús, serán los que contribuirán a hacer un mundo nuevo donde se dé una real participación, un auténtico desarrollo y una paz basada en la justicia y en el respeto a la dignidad humana.
Formar jóvenes a la luz de Cristo y de su Evangelio es el gran desafío de la Pastoral Juvenil. Los mejores esfuerzos deben realizarse en este sentido. Conocer, amar, seguir a Cristo. Cristo nos revela a Dios, y conocer a Cristo es conocer a Dios. Y para conocer a ustedes mismos, en su auténtica realidad, deben conocer a Cristo. Esta es la razón por la que San Pablo puede exclamar: “Y aún todo lo tengo por pérdida, a causa del sublime conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor” (Fil. 3,8), (J. Pablo II a los jóvenes en Canadá).
Queridos amigos, agentes de la Pastoral Juvenil: Que el Señor Jesús y su Madre bendigan el trabajo maravilloso de ustedes, de ayudar a los jóvenes de Chile al sublime conocimiento, seguimiento y práctica de Jesús.
Con afecto fraterno,
† Alejandro Goic K.
Obispo Auxiliar de Concepción
Presidente Comisión Nacional de Pastoral Juvenil.
Introducción
l. En el presente documento deseamos reconocer los diferentes esfuerzos que se han realizado a diversos niveles por una mayor maduración en el trabajo con los jóvenes. Son numerosas las experiencias pastorales que se han venido dando sobre todo en el aspecto formativo. Al mismo tiempo detectamos algunos vacíos en la formación a los que es preciso estar atentos.
2. Nos importa que cada vez más se vaya fortaleciendo la calidad formativa que reciben muchos jóvenes que son tocados por la acción evangelizadora de la Iglesia. Es por ello, que proponemos algunos “Criterios Orientadores para la Formación”, para ser considerados por los Agentes Pastorales que trabajan con jóvenes.
3. Su finalidad es facilitar el discernimiento en los esfuerzos formativos que se realizan, para responder cada vez con mayor fidelidad y fecundidad a las necesidades concretas de los jóvenes desde el ámbito de la comunidad cristiana.
Algunos antecedentes de la preocupación de la Iglesia en la formación de los jóvenes
4. La juventud ha constituido un desafío permanente para la acción pastoral de la Iglesia en Chile. Antiguamente la gran mayoría de jóvenes eran formados a través de los diferentes movimientos de Acción Católica, que formaron personas comprometidas cristianamente en sus diversos ambientes.
5. El período iniciado con la fundación de la Acción Católica termina alrededor del año 71; año en el cual la práctica de la Pastoral Juvenil va exigiendo respuestas a nuevas necesidades. Ya en la Asamblea Plenaria de Obispos de Temuco (1971) se sugieren nuevos caminos y desafíos para la Pastoral Juvenil, entre los que se destaca la “tendencia a la creación de comunidades cristianas de base”, haciéndose eco del Documento de Medellín (Juventud, N.6).
6. Durante la década del 70, se van creando variadas instancias pastorales al servicio de los jóvenes. Nacen: el Instituto Superior de Pastoral de Juventud, ISPAJ (1971); la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil, como organismo asesor de los Obispos en sus orientaciones al mundo juvenil y animador del trabajo diocesano (1976). Se va dando un impulso significativo tanto a experiencias de tipo catequético, por ej.: la acción de la Oficina Nacional de Catequesis, ONAC, del Instituto de Catequesis de Santiago; como de programas formativos específicos (PROFAJ-CIDE), además de las valiosas búsquedas que se realizan en los diferentes ambientes juveniles y movimientos apostólicos.
7. Como un signo de crecimiento, vemos la progresiva constitución de delegados y/o equipos de Pastoral Juvenil en las diferentes diócesis, de modo que atiendan con mayor preocupación la formación de muchos jóvenes que buscan a Jesús y desean madurar en su compromiso de fe en los numerosos grupos juveniles que constituyen y más allá de ellos.
8. Es preciso destacar los Encuentros Nacionales y Regionales de Pastoral Juvenil que desde 1977 hasta hoy, en línea de continuidad, vienen descubriendo necesidades y desafíos pastorales que ayudan a formar en mayor profundidad a los jóvenes. De ellos surgen, por ej. las “Orientaciones para la Pastoral Juvenil en Chile” y las “Orientaciones para una Espiritualidad Juvenil”, donde se expresan ya algunas líneas y criterios para la formación de los jóvenes.
9. La Misión Juvenil realizada en el país (1982 - 1983) fue también una instancia privilegiada para animar esta preocupación formativa por los jóvenes en el contexto de las Orientaciones Pastorales 82 - 85.
10. Históricamente hay dos procesos que a nivel de experiencias es preciso reconocer:
- La renovación de la catequesis de la Confirmación que ha ayudado a robustecer la Pastoral Juvenil en las parroquias. Igualmente podemos destacar la creciente participación de los jóvenes en la Catequesis Familiar y Ayuda Fraterna.
- La vivencia de la comunidad cristiana juvenil como una experiencia de base, con todo el proceso que ella ha significado en el fortalecimiento de la fe de los jóvenes, en la adecuación del rol del Asesor, como en el surgimiento de animadores juveniles al frente de ellas.
Todo lo cual ha sido asumido en varias diócesis integrando paulatinamente a los jóvenes en las estructuras eclesiales y promoviendo así su participación responsable en diferentes niveles.
11. Ciertamente, la renovación pastoral ha incentivado la búsqueda de una espiritualidad, más integrada con la vida y la realidad juvenil. El proceso de formación de los jóvenes, en estos últimos años, ha ido integrando en la vivencia de la fe el sentido de la solidaridad, del respeto a los derechos humanos, del rol de los cristianos frente a la injusticia y su responsabilidad política.
Vacíos que se detectan
12. Observando el proceso de la Pastoral Juvenil en los últimos años, podemos damos cuenta que ha crecido en los jóvenes la participación en la vida de la Iglesia y el interés por una mayor formación y capacitación hacia una más profunda vivencia de su fe, expresada en el compromiso con la Iglesia y con el pueblo.
13. Constatamos también, con satisfacción, los esfuerzos y avances formativos que se han ido dando a través de cursos, jornadas, retiros, vigilias, etc., a nivel de Iglesia local, particular, nacional, y a través de los movimientos apostólicos existentes; tratando de responder a las necesidades de los jóvenes en consonancia con las Orientaciones Pastorales de Chile.
14. Respecto a la evangelización y catequesis de los jóvenes queremos distinguir dos frentes que nos parecen vitales para la formación:
- La catequesis juvenil: como educación sistemática de la fe en la acción que se realiza en tomo al Sacramento de la Confirmación.
- Otras formas de acompañamiento de la juventud desde la promoción y sus expresiones culturales hasta los diversos grados de compromiso eclesial.
15. En la primera área (catequesis juvenil), hay algo muy positivo y es la existencia de materiales sistemáticos que bien utilizados y complementados, según cada realidad específica, podrían llevar a una adecuada formación. Sin embargo, nos atrevemos a indicar dos vacíos fundamentales:
- En algunos casos, esta Catequesis se ha transformado en “clases de religión”, tendiente a entregar un contenido que les permita recibir el sacramento; después del cual en muchos jóvenes no se ve un compromiso consecuente ni con la comunidad cristiana ni con su propio medio.
- En otros casos los jóvenes no han contado con el suficiente apoyo doctrinal y metodológico de un asesor capacitado, con la consecuencia natural de una formación pobre, tanto en los contenidos como en la proyección que esta formación supone.
16. En las otras manifestaciones de la Pastoral Juvenil, más allá del Sacramento de la Confirmación, detectamos que en los diversos esfuerzos formativos se dan algunos vacíos serios, evidenciados a través de consultas dirigidas a las diócesis, a Agentes pastorales de base, a organismos de formación, además de los datos que los Encuentros Nacionales y Regionales de Pastoral Juvenil han arrojado en los últimos años.
Entre los vacíos más significativos, destacamos los siguientes:
17. Algunos jóvenes, después de varios años de participación activa en la comunidad cristiana:
- Presentan un desconocimiento o poca profundidad en elementos fundamentales del Mensaje Pascual y de la Iglesia.
- No logran interesarse suficientemente en el conjunto de la comunidad eclesial.
- No logran integrar suficientemente la fe y la vida.
- A otros les resulta difícil conciliar su compromiso de fe con la militancia política, tendiendo a dejar incluso su praxis comunitaria y sacramental.
La formación que hoy se entrega corre el riesgo de ser asistemática y desarticulada, en cuanto:
- Carece de un proyecto y planes formativos, explícitamente formulados, que correspondan a la realidad del joven y a la tarea evangelizadora de la Iglesia en el contexto histórico que vive;
- Falta mayor relación con las situaciones concretas que viven los jóvenes, la realidad del país, las necesidades de la Iglesia local y los grandes énfasis pastorales a nivel nacional.
19. La formación puede tender a ser parcial, restringida e inconsistente en cuanto:
- No abarca la totalidad de la persona del joven y su inserción en los diferentes ámbitos de vida, descuidando aspectos cruciales como su sexualidad, su afectividad, compromiso político, vida de oración, vividos dentro de la experiencia pascual y el acontecer histórico;
- Llega a pocos. Esta formación ha tendido a privilegiar a jóvenes de grupos y/o comunidades juveniles preferentemente parroquiales, sin mayor atención a jóvenes que se integran a otras instancias (poblacionales, gremiales, políticas, culturales...), como también sin mayor atención a la gran masa juvenil a través de la palabra orientadora, el gesto motivador, los signos portadores de un mensaje, la comunicación social;
- Tiende a ser inconsistente, por cuanto no propicia suficientemente las experiencias de vida, la asimilación de los elementos necesarios para ir superando el dualismo y/o tensiones entre sexo y amor, violencia y paz, dinero y justicia social, contenidos de fe y vida cristiana, acción política y mentalidad evangélica, etc.
20. Formación tendiente a lo “intraeclesial” en desmedro de una vocación específicamente laical que lleve a una “mayor” inserción y presencia en los ambientes y organizaciones sociales de base (OO. PP. 82 - 85 N. 59) (1).
Ante el despertar y movilización social y política que se está dando en el país, se puede constatar que algunos jóvenes cristianos al asumir posturas más críticas y comprometidas con sus hermanos del pueblo, demandan una orientación y acompañamiento más claro y decidido tanto de sus comunidades de origen, de los agentes pastorales, como de su iglesia local.
21. Se ve a muchos jóvenes cristianos de clases sociales más acomodadas, con poca o ninguna sensibilidad y preocupación por la situación e intereses de los sectores populares y clase obrera. Igualmente se ve que en los mismos sectores populares u obreros, no siempre se da el proceso de identificación con los intereses y necesidades de su propia clase social (2).
22. Necesidad de una Pedagogía Pastoral más definida y adecuada a los intereses y necesidades de los jóvenes y a las metas pastoral es que se persiguen (3).
23. Escasez de Asesores adultos debidamente preparados y actualizados (laicos - religiosos(as) - clero) que apoyen y orienten la formación y el compromiso de los jóvenes, tanto en sus procesos personales como grupales, que favorezcan el servicio a los sectores más marginados de la sociedad.
Criterios
24. Estos vacíos que detectamos nos llevan a sugerir los siguientes criterios como, puntos de referencia permanentes para la planificación, realización y evaluación de nuestra tarea formativa con y desde los jóvenes, en el contexto de las Orientaciones Pastorales de Chile.
25. Formación desde los jóvenes, que parta de una comprensión atenta y respetuosa de sus necesidades, aspiraciones y valores, apoyándolos en su actitud de búsqueda como protagonistas de su formación y de su vida.
26. Formación centrada en el Evangelio y en la persona de Jesucristo, Siervo Sufriente y servidor que desde el anonadamiento y la muerte hace surgir la vida (4).
27. Formación eclesial acentuando la experiencia de conversión a Jesucristo y el crecimiento personal en comunidad, la pertenencia a la Iglesia, reconociendo su carácter divino y limitaciones humanas, amando a sus pastores y trabajando para que la misión de la Iglesia sea cada vez más fiel y significativa a las necesidades del pueblo.
28. Formación misionera que los capacite para compartir sus esperanzas con aquellos que no conocen a Jesús ni a su Padre, (OO. PP. 56), privilegiando a los sectores más pobres.
29. Formación laical que los anime en un compromiso serio para trabajar “en el pueblo y con el pueblo, con todos los hombres de buena voluntad” (p. 1220) para el cambio social que haga presente los valores del Reino: solidaridad, justicia, verdad, libertad (5).
30. Formación encarnada en la realidad concreta que condiciona la vida de los jóvenes; asumiendo las características de conflicto e incertidumbre que ésta presenta. Formación que busca desentrañar los propios valores culturales y sus raíces como pueblo (6).
31. Formación articulada desde la perspectiva de los sectores más populares, que lleve a una permanente conversión e “identificación cada día más plena con Cristo y con los pobres” (Puebla 1140) (7).
32. Formación liberadora e integral que potencie en los jóvenes su capacidad de conversión personal y lucha por estructuras sociales justas como expresión de la presencia del Señor que salva (8).
33. Formación planificada y orgánica, con un itinerario formativo que contemple la evolución del joven, su proceso de fe y su compromiso eclesial y social (9).
34. Formación fuertemente vinculada con la Pastoral Familiar como primera instancia formativa del joven.
Algunas líneas de acción sugeridas
35. Las líneas de acción que se sugieren no pretenden agotar las posibilidades de concreción de los Criterios, sino ofrecer algunas pistas que incentiven la creatividad de los Agentes Pastorales y encargados de Formación a diversos niveles, para ir respondiendo progresivamente a las necesidades y vacíos que experimentamos.
En relación con la Formación de Agentes Pastorales.
Impulsar:
36. La formación permanente en lo teológico y en lo social, donde confluyan las ciencias sociales y el pensamiento de la Iglesia, posibilitando un acompañamiento más sólido a las diversas realidades de los jóvenes.
37. La formación en la acción pastoral, de modo que puedan ir sensibilizando, comprometiendo y reflexionando ante la condición juvenil.
38. La formación en pedagogía pastoral que permita acompañar a los jóvenes en sus aspiraciones más profundas y, en ellas, descubrir el paso del Señor que salva.
39. Una mayor especialización para la pastoral con jóvenes, asegurando continuidad y estabilidad en su servicio.
40. Una concepción de la pastoral juvenil más misionera y liberadora que en su acción abarque no sólo a jóvenes constituidos alrededor de las parroquias y movimientos apostólicos, sino a diversos jóvenes que por su situación de marginación social necesitan de una atención preferencial.
En relación con un Plan o Proyecto Formativo.
Que sea:
41. - gradual y diferenciado según el proceso de crecimiento del joven y el sector social a que pertenece.
42. - con objetivos claros, contenidos progresivos y metodología adecuada;
43. - itinerario formativo que conciba el proceso del joven desde su adolescencia hasta su opción por un estado de vida.
En relación con una Pedagogía y Metodología pastoral.
44. - más inductiva que deductiva: que busque transformar la vida de los jóvenes a partir de sus experiencias;
45. - que sea dialogal y participativa;
46. - que ayude a integrar la vida concreta con el mensaje pascual;
47. - que invite al joven a tener una lectura más objetiva y menos intuitiva de la realidad;
48. - que acompañen no sólo procesos formativos grupales, sino también individuales;
49. - que conciba la formación de los jóvenes principalmente como un acompañamiento respetuoso de sus intereses y necesidades, ayudándoles a descubrir el paso del Señor que nos llama a ser Hijos, Hermanos y transformadores de la sociedad.
En relación con la Praxis Pastoral.
50. a) Propiciar la formación de grupos y/o comunidades de base, donde el joven pueda articular con otros su vida y su fe, de manera que la formación no sea objeto en sí misma.
51. b) Acentuar más la participación de los jóvenes en los Consejos Pastorales para hacer real el protagonismo juvenil y dinamizar los equipos de dirección, animación y coordinación pastorales.
52. c) Incentivar y apoyar una mejor inserción del joven en sus ambientes naturales de vida y una progresiva mayor inserción en las organizaciones sociales de base para que sean testigos y evangelizadores de su medio. Ayudarlos a discernir desde la perspectiva de los valores evangélicos, si las estructuras sociales, las organizaciones populares y los partidos políticos son verdaderamente liberadores del pueblo.
53. d) Ayudar a los jóvenes a constituirse en protagonistas de su propio desarrollo personal y social, estando atentos a cualquier pretensión de manipulación sobre ellos.
54. e) Ayudar a los jóvenes a superar el dualismo entre sexo y amor, contenido de fe y vida cristiana, acción política y mentalidad evangélica, etc.
55. f) Incentivar en los jóvenes el espíritu misionero, descubriendo con ellos formas de acercamiento a la gran mayoría de jóvenes, no suficientemente tocada por nuestra acción pastoral.
56. g) Influir más reflexiva y científicamente en el cambio de una cultura caracterizada por su estilo violento, dominador, represivo por otra cultura alternativa fundada en la verdad, la justicia, la no-violencia activa, la participación de los bienes... como semillas del nuevo pueblo.
57. h) Profundizar, a través de las experiencias de vida y de los contenidos sistemáticos, una Cristología más latinoamericana que descubra a Cristo Jesús Liberador, inserto en su pueblo, anunciando y denunciando los valores del Reino desde la óptica de los más marginados.
58. i) Favorecer el servicio a los sectores más marginados de la sociedad y que en Chile presentan rasgos bien característicos, debido a la situación socio-política que los ha generado, como delincuencia, prostitución, drogadicción, desocupación. Fenómenos constantes, pero que en estas circunstancias han adquirido proporciones desmesuradas.
59. j) Renovar la dimensión profética de la Iglesia aprovechando la dinámica profética de la vida de los jóvenes, contenida en su originalidad, idealismo, criticidad y sentido de esperanza en el futuro.
59. k) Ayudar a los jóvenes a descubrirse con una mística y/o espiritualidad específicamente cristiana que los impulsa, entusiasma y transforma. Que los haga conversar la historia con el Padre y celebrar en la liturgia la presencia de Dios en su vida.
Diciembre 1984
l. CI. En las OO. PP. 82-85 de la Conferencia Episcopal de Chile, lo referente a ricos y pobres y las causas de división en el país N. 13.1. y N. 13.2. Y sobre los sectores sociales postergados y privilegiados, cJ. Documento de Medellín Paz N. 2, 2-7 donde aparecen los conceptos de clases sociales: “tensiones entre clases y colonialismo interno” y “desigualdades excesivas entre las clases sociales”.
2. CI. Carta Encíclica sobre “El trabajo humano”, Juan Pablo II, Cap. 2 N° 8 (Ed. Salesiana, Santiago Chile). Sobre solidaridad de los hombres del trabajo y con los hombres del trabajo.
3. Comisión Nacional de Pastoral Juvenil, Orientaciones para la Pastoral Juvenil en Chile, 1978, lo referente a Pedagogía y Metodología, pp. 12-16.
4. Cf. Orientaciones para la Pastoral Juvenil en Chile en los contenidos básicos, p. 17. Conferencia Episcopal de Chile -Comisión Nacional de Pastoral Juvenil- Proyecto Misión Juvenil: 5.3 y 6.5, Puebla: La Verdad sobre Jesucristo N. 170-219; Puebla, presentar a los jóvenes el Cristo vivo N. 1166, N. 1183.
5. Cf Conferencia Episcopal de Chile, Directorio de Pastoral Sacramental, N. 100 lo referente al compromiso del confirmado. Proyecto Misión Juvenil N. 5.8; OO. PP. N. 56-60; Orientaciones para la Pastoral Juvenil en Chile p. 4.
6. Cf Orientaciones para la P. J. en Chile p. 14 y 15, sobre los diversos grupos de jóvenes, campesinos, obreros, de clase media, de sectores económicamente altos. Proyecto Misión Juvenil N. 1, N. 5.8; OO. PP. N. 91; Puebla 1187.
7. Cf Puebla 1134 - 1140; OO. PP. 82-85; 34-40 y 189-199; Carta del Arzobispo de Santiago a los jóvenes, Misión Joven 1983, p. 14-18.
8. Cf Medellín 5, 1-3; Puebla 1186-1187; Orientaciones para la P.J. en Chile, p. 11 N. 1-5.
9. Cf Sobre Pedagogía orgánica de la juventud: Medellín 5, 14a; Orientaciones para la P. J. en Chile, p. 12-13; CELAM, Elementos para un Directorio de Pastoral Juvenil orgánica 1982, p. 65-71, 107-111; Puebla 1187.
