Los Obispos de Chile, reunidos en la Asamblea Plenaria del Episcopado, entre las cuestiones pastorales a que se han visto avocados, no pueden dejar de expresar su honda preocupación ante los problemas que se relacionan con el bienestar del pueblo y la verdadera prosperidad de la nación.
Con angustia de pastores y chilenos miramos algunos hechos ante los cuales creeríamos faltar a nuestro deber si guardáramos silencio. El creciente aumento del costo de la vida está provocando en vastos sectores de la ciudadanía una situación de penuria económica de incalculable gravedad.
La inflación económica está repercutiendo, en buena parte, en las personas de recursos limitados que de este modo miran cada día con mayor inquietud su futuro.
Añádase a esto el aumento en forma alarmante del ya antiguo problema habitacional. Este cuadro se agrava con la ostentación de la falta de sobriedad, la carencia de solidaridad social, el olvido del bien común y la inmoralidad pública reinantes.
No nos corresponde señalar medidas técnicas de orden económico, pero creemos nuestro deber el pedir a todos nuestros compatriotas un esfuerzo grande y colectivo para reavivar las fuerzas morales de la nación llamándolos en forma apremiante a que cada cual asuma en conciencia la responsabilidad que le corresponde según el puesto que desempeña en la sociedad.
Llamamos de una manera especial a los sectores patronales, tanto de la industria y del comercio como de la agricultura, para que dentro de las posibilidades de cada empresa, con amplio sentido de la solidaridad humana, procuren dar remuneraciones, no sólo ajustadas a la Ley, sino mayores para ayudar a aliviar la angustiosa situación de muchos de sus empleados y obreros.
Llamamos igualmente a los obreros a poner empeño en su trabajo y a que destinen su salario principalmente a la subsistencia y atención de la familia, evitando cuidadosamente su mal uso, el que por desgracia se hace con frecuencia.
El Episcopado por medio de su Departamento de Acción Social, ha acordado realizar próximamente una Semana Social para contribuir a la solución práctica de la vivienda, que es uno de los más apremiantes y graves.
El difícil momento por el que Chile atraviesa será superado, si él sabe enfrentar sus problemas con alto espíritu de sacrificio, de solidaridad humana y de fraternidad cristiana, estableciendo así en el conglomerado social la Paz en la Justicia y la unión en la caridad que es el gran precepto que Cristo nos ha dejado.
27 de junio de 1957
