Santiago, 17 de enero de 2000
Ha concluido el proceso electoral con la elección de don Ricardo Lagos como futuro Presidente de la República.
Nos unimos a la satisfacción de todo Chile al constatar que el proceso electoral se ha desarrollado con ese espíritu de profunda responsabilidad, libertad y respeto que ha caracterizado a nuestra democracia.
Ambos candidatos invitaron a quienes los apoyaban a escuchar a nuestro país, sobre todo a los chilenos más pobres y marginados, a dar a su oponente un trato respetuoso, y a mirar hacia el futuro del país. Al conocerse los resultados, ambos manifestaron su voluntad de colaborar, en todo lo que contribuya al bien de Chile y en la solución de los problemas de su gente. Podemos estar orgullosos por este nuevo espíritu, que promete la superación de un trato confrontacional, que el país no quiere, para dar paso al mutuo aprecio y a la colaboración constructiva a la vez que crítica.
De parte de nuestra Iglesia, hemos venido a felicitar a don Ricardo Lagos, por la confianza que le ha expresado la mayoría absoluta de los ciudadanos, y por su voluntad de ser Presidente de todos los chilenos, invitando a todo el país a deponer antiguas desconfianzas y a colaborar.
Así mismo le agradecemos el lugar que dio en su programa de gobierno a aquellas necesidades del país que propusimos en la declaración de la Conferencia Episcopal “votar en conciencia”. Contará con todo nuestro apoyo en su lucha por proteger los derechos y la dignidad de cada uno, en quien vemos como cristiano a un hijo de Dios y a un hermano, por ennoblecer la vida de los más pobres, por promover el respeto a la vida, por el cuidado de la naturaleza, por tutelar el ejercicio de los derechos humanos, como base de nuestra convivencia, por avanzar por los caminos de la reconciliación y concitar una eficaz preocupación por la familia y por los niños.
Vivimos el año 2000 después del nacimiento de Cristo. Todo Chile celebra su nacimiento y cuánto le debe nuestra convivencia y nuestra cultura a su Evangelio. Redoblemos nuestros esfuerzos por obtener de Cristo, nuestra Esperanza y nuestro Camino, las fuerzas y la alegría que Chile necesita para ser un país solidario, que abra espacios a los aportes de los jóvenes y a todo lo que es noble en nuestra convivencia.
† FRANCISCO JAVIER ERRÁZURIZ OSSA,
Arzobispo de Santiago,
Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile
† MANUEL CAMILO VIAL RISOPATRÓN,
Obispo de San Felipe,
Secretario de la Conferencia Episcopal de Chile