Misa de la Cena del Señor: Comunicar a Cristo a través del servicio desinteresado y por amor

Misa de la Cena del Señor: Comunicar a Cristo a través del servicio desinteresado y por amor

El Administrador Diocesano de Concepción afirmó que, en este tiempo en que irrumpe con fuerza el individualismo, la llamada al servicio al estilo de Jesús es de absoluta actualidad y novedad.

 
Viernes 29 de Marzo de 2024
El Administrador Diocesano y Obispo Auxiliar de Concepción, Monseñor Bernardo Álvarez, presidió la Misa de la Cena del Señor, junto al Padre Cecilio de Miguel, el Padre Francis Umar y el Padre John Emeka, la tarde de este jueves 28 de marzo en el templo Catedral, dando inicio al Triduo Pascual.

En su homilía, afirmó que hoy celebramos “un momento de gran intimidad” y señaló que el hecho de estar reunidos en la Catedral es una expresión profunda de cercanía y “del gran deseo del Señor Jesús de celebrar esta cena con sus apóstoles”.

“Me gustaría que al poder hoy día vivir esta Eucaristía, pudiéramos situarnos en esa expresión del Señor Jesús, una expresión de preparación, de cercanía y sobre todo de profunda comunión e intimidad”, agregó.

Monseñor Bernardo dijo que Jesús preparó su Pascua con gran cuidado y dedicación, manifestando en cada uno de los detalles una amorosa preparación: Él quería celebrar la Pascua con sus apóstoles. Y, haciendo alusión a la Primera Carta de San Pablo a los Corintios 11, 23-26, aseveró que “estamos en una profunda comunión tanto con el Señor Jesús y sus apóstoles en el cenáculo, pero también con la comunidad primitiva y, de algún modo, toda la historia de nuestra Iglesia, que ha visto fraguada la presencia del Hijo de Dios, a través de la celebración de estos misterios sagrados”.

“Esta es la Pascua cristiana, Jesús transforma, es el signo del sacramento. Jesús transforma con palabras, con gestos, con signos muy sencillos, pan y vino en su Cuerpo y su Sangre verdaderamente, su presencia viva hasta el fin de los tiempos. Estos gestos y signos muy sencillos, transformados por Jesús, además reflejan el sentido de su presencia hasta el final de los tiempos, porque Jesús también quiere transformarnos a todos y cada uno de nosotros”, destacó.

En ese contexto, enfatizó que “este Corazón, que ha quedado grabado como un tesoro en la Eucaristía, el memorial de nuestra fe, nos puede transformar a nosotros y con nosotros también puede transformar el mundo”.

Haciendo alusión al Evangelio según San Juan 13, 1-15, señaló que “Jesús da testimonio a los discípulos de todo tiempo de cómo está llamado a vivirse la vida cristiana: dar la vida por los demás. No es cualquier cosa, no es algo que uno quizás pudiera apreciar cotidianamente (…) sin embargo, el Señor nos pone al alcance una realidad que es semejante o casi igual: el servicio, que es signo o posibilidad de dar la vida”.

En ese sentido, sostuvo que Jesús se ha puesto al servicio de la humanidad, “se ha puesto como testimonio del gran servicio, al cual todos estamos llamados a aspirar y también, con la gracia de Dios, a poder realizar. Y la dimensión del servicio que propone Jesús es el signo de lavar los pies (…) es ponerse con un verdadero siervo, el último de los siervos (…) Jesús es verdadero maestro y Señor, sin embargo, se quita el manto, toma una toalla, se la ciñe a la cintura y lava los pies”.

“Pienso que para todos nosotros en este tiempo, en que irrumpe con fuerza el egoísmo, el individualismo o el hecho de centrarse en uno mismo, la llamada al servicio al estilo de Jesús es de absoluta actualidad y novedad. Quizás en este tiempo, el primer anuncio de cómo comunicar a Cristo, puede ser a través del servicio desinteresado y por amor, por amor a Dios y a nuestros hermanos”, enfatizó.

Tras su homilía, Monseñor Bernardo Álvarez realizó el gesto de lavar los pies a 12 jóvenes de la Vicaría Pastoral de Juventud, que representan a los doce discípulos de Jesús y al Pueblo de Dios.

Al término de la Santa Misa, el Santísimo Sacramento fue llevado en procesión hasta el monumento, ubicado en el altar de la Virgen, y los fieles tuvieron la oportunidad de participar en un momento de oración y adoración.

Fuente: Comunicaciones Concepción
Concepción, 29-03-2024
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