Después de dos años sin poder recibir fieles en el santuario por la pandemia, este 20 de enero abrió sus puertas y durante todo el día se celebraron Eucaristías (07:00, 08:30, 10:00, 12:00 horas), siendo la última la de las 16:00 horas, la cual fue presidida por el obispo, el padre Galo Fernández Villaseca y transmitida por el Facebook y el canal de Youtube de la Diócesis de Talca, para aquellos feligreses que no pudieron acercarse personalmente.

En su homilía nuestro pastor expresó que San Sebastián no es un santo que veneramos porque tuvo una vida fácil, al contrario, él fue un joven que fue fiel hasta el extremo, que fue mártir, testigo hasta el dolor, testigo hasta derramar la sangre.

“Pienso que a todos nos pasa algo que cuando lo contemplamos entendemos que él conoció nuestros dolores y mucho más que los nuestros a veces. San Sebastián se nos muestra como un modelo cercano a Jesús, atado a la columna atravesado con flechas, Jesucristo clavado en la cruz atravesado por la lanza. Es preferible sufrir haciendo el bien, que sufrir haciendo el mal, tiene razón el apóstol Pedro, es verdad que en la vida el dolor se cruza, pero el dolor cuando es vivido en el amor, en la fe, se vuelve distinto, cobra sentido”.

El modelo de Jesús
El obispo agregó que para todos los presentes San Sebastián siempre está ayudando en muchos aspectos de su vida, pero hay que tener claro cuál es su mejor ayuda para nuestro camino.

“Celebramos con devoción nuestro cariño a San Sebastián, sabemos bien que él nos ayuda en nuestra vida y cada uno de los que está aquí puede dar el testimonio de cómo ha experimentado la ayuda de él. Pero la mejor ayuda no es simplemente resolver un problema, resolver una situación de salud, de trabajo, la mejor ayuda de San Sebastián es mostrarnos el modelo de Jesús, el modelo del que sabe amar, entregándose por los demás”.

Para concluir sus palabras, el obispo pidió por el fin de la pandemia, “que ojalá esta sea la última ola”, teniendo presente las lecciones que nos ha dejado esta vivencia, haciendo referencia a la frase que hizo el Papa Francisco: “Nadie se salva solo, la pandemia nos recordó que vivimos junto a otros, y que no basta con cuidarme yo mismo, que necesito que los demás se cuiden, y yo tengo que cuidarme para cuidar a otros”.

Finalizada esta última celebración Eucarística, los fieles se acercaron a la imagen de San Sebastián para presentar sus oraciones, la que retornó posteriormente a la gruta. De igual forma, durante todo el día los feligreses que llegaron a pagar sus mandas, podían recibir el sacramento de la reconciliación con los sacerdotes que estaban confesando.

Fuente: Comunicaciones Talca
Talca, 21-01-2022