¡Jesús ha resucitado! Ha empezado algo nuevo. Jesús ya no está entre los muertos. Él vive. Él ha vencido. Él es más fuerte que el mal, el pecado, la muerte. Él vive.
Ésta es la gran buena noticia que resuena en el mundo y que en esta Pascua 2009 renovamos con alegría, fe y esperanza. Él vive.
Compartamos con Él este día de gozo: “Éste es el día que hizo el Señor. Sea nuestra alegría y nuestro gozo (s.117).
Desde el inicio del universo, se iba preparando este día. Desde que Dios, al principio, cuando sólo había tiniebla y abismo, hacía surgir el cielo y la tierra, y la luz, y todos los seres vivos, y el hombre y la mujer. Desde entonces Dios guiaba el camino de la humanidad, y se mostraba como un Dios que ama a los hombres, y rompe todas las esclavitudes, y promete vida en abundancia.
Desde el inicio se preparaba este día.
Hasta que llegó aquel momento en la historia de la humanidad en que un hombre como nosotros, semejante en todo, menos en el pecado, Jesús, vivió esta vida y esta historia con todo amor: con aquel amor tan pleno, tan total, como sólo puede vivirlo Dios mismo.
Jesús de Nazareth. Él, “que todo lo hizo bien”. Él, que hizo florecer tanta esperanza y fe, particularmente en los pobres y débiles ante los ojos del mundo. Él, que enseñó con su propia vida cómo se puede ser realmente feliz. Él, que no se detuvo en su camino de amor y que fue fiel a ese camino hasta el suplicio de la cruz. Él resucitó. Él vive.
Jesús Resucitado nos convoca, para que nos empapemos de los frutos de esta historia que Dios ha conducido desde el inicio.
Jesús Resucitado nos convoca, para que vivamos con Él los frutos de su amor, de su entrega, de su fidelidad hasta dar la vida por quienes ama.
Jesús Resucitado nos convoca, para que hoy -aquí y ahora- seamos sus testigos.
Jesús Resucitado nos convoca, para que en nuestra región y en el país ayudemos a los que tenemos a nuestro alrededor a vivir con más amor.
Jesús Resucitado nos convoca a crear en la familia, en el trabajo, con los amigos, con los vecinos, un clima que favorezca la estimación, el desprendimiento, la solidaridad, la preocupación por el bien de todos.
Jesús Resucitado nos convoca a trabajar, en medio de una crisis económica, por globalizar el derecho a una vida decente, especialmente para los más pobres: a la alimentación, a disponer de agua sana y limpia, a una vivienda mínimamente digna, a la educación integral y a la salud básica.
Jesús Resucitado nos convoca, en este año de elecciones, al respeto mutuo, más allá de las naturales divergencias; a una campaña limpia y transparente, sin promesas imposibles de cumplir y que provocan frustración y desencanto de la política y de los políticos; a dignificar la nobleza de la acción política y de la entrega al bien común, especialmente de los más humildes y sencillos de la región y del país.
Jesús Resucitado nos convoca a servir a la Patria y hacerla más equitativa y solidaria, a abrir y ensanchar nuestra mirada a los más desposeídos, y a generar una cohesión social que otorgue integración y bienestar a todos los que vivimos en nuestro Chile amado que se dispone a celebrar su Bicentenario.
Jesús Resucitado nos convoca a regalar a nuestros niños y jóvenes, una vida abierta ideales y valores, por los cuales valga la pena dar la vida.
Jesús Resucitado nos convoca a vivir su misma alegría. Él vive la felicidad de Dios. Y quiere que nosotros la vivamos también, y sepamos ser portavoces de ella.
Jesús Resucitado está a nuestro lado. Él nos ha dado su Espíritu. Él nos reúne como comunidad de hermanos para que nos sepamos dar fuerzas y esperanzas unos a otros.
¡Feliz Pascua de Resurrección a todos!
† Alejandro Goic Karmelic
Obispo de Rancagua
Rancagua, abril de 2009
