La reunión se realizó este jueves en el salón “Arca” del colegio de los Sagrados Corazones Alameda, y contó con la presencia del secretario general de la Conferencia Episcopal, Fernando Ramos; los obispos de la Comisión Pastoral Ignacio Ducasse, Héctor Vargas, Bernardo Bastres y Pedro Ossandón; representantes de las diversas comisiones nacionales de las áreas pastorales y los ejecutivos y responsables de áreas, comisiones y servicios en de la CECh.

El obispo Fernando Ramos subrayó que el drama de los abusos a menores no se puede circunscribir a una preocupación en las diócesis donde ocurren. En ese sentido explicó el propósito que llevó al papa Francisco a convocar al reciente encuentro sobre “La protección de los menores en la Iglesia”, que se realizó en febrero en el Vaticano. En dicho encuentro Ramos participó como representante de la Conferencia Episcopal de Chile.

“Este encuentro no se limitó solamente a los tres días. Hubo también un antes y un después. Es un proceso”, subrayó el secretario general, quien relató en forma sintética lo ocurrido desde que se convocó al encuentro y los desafíos hacia el futuro.

Posteriormente, la directora del Departamento de Prevención de Abusos, Pilar Ramírez, se refirió a los pasos que se han venido dando en el ámbito de la prevención de abusos desde las decisiones y compromisos que anunciaron los obispos el 3 de agosto de 2018 hasta la fecha.

El director del área pastoral Social Caritas, Lorenzo Figueroa, explicó el contexto de profundo cambio cultural en que se desarrolla el proceso de discernimiento que vive la Iglesia en Chile. Para una Iglesia cuyo mensaje entrega sentido a las personas, la complejidad de este contexto nos desafía, subrayó Figueroa.

El secretario adjunto pastoral, Renzo Ramelli, sacerdote de Valparaíso, explicó el proceso que vive la Iglesia con el propósito de poner en el centro a Jesucristo presente en cada persona. Este camino contempla un tiempo de escucha, otro de discernimiento y uno de decisiones, vinculado este último a la III asamblea eclesial nacional, prevista para el año 2020. Después habrá un tiempo de implementación de este proceso.

Cuatro grandes desafíos

Ramelli y Figueroa expusieron que el tiempo de escucha ha dejado en evidencia algunos desafíos particulares en la Iglesia, vinculados unos con otros:

1. La dificultad relacional. Las las relaciones al interior de la Iglesia están dañadas por el dolor y el sufrimiento. También surge el reconocimiento y valoración del rol de la mujer en la Iglesia. Hay un cuestionamiento a la forma en que se ejerce la autoridad y el liderazgo en la comunidad eclesial. Es necesario aprender a convivir en la riqueza de la diversidad y las diferencias, y al mismo tiempo integrarnos y hacernos parte del mundo del dolor y la pobreza.

2. La fragilidad en las estructuras y en la gestión. La pregunta es de qué manera las formas de organizarnos ayudan a la misión evangelizadora y requieren una profunda revisión. También hemos de cuestionar nuestros procesos de toma de decisiones, su seguimiento y evaluación.

3. El discernimiento de los signos de los tiempos. La realidad actual, especialmente de los procesos de exclusión y los movimientos emergentes, nos interpela a discernir los signos de los tiempos, la acción de Dios en la historia, que es una tarea esencial en esta hora.

4. Los desafíos en la vida del clero, especialmente de los presbíteros. La crisis afecta a todos los miembros de la Iglesia, en primer lugar a las personas que han sido abusadas y dañadas. Y también afecta de un modo particular a la vida del clero, en un contexto de secularización y cambio.

De qué se trata discernir

Más adelante, Ramelli hizo hincapié en que discernir la acción de Dios en medio de nosotros es un ejercicio comunitario que surge desde los espacios cotidianos de la gente. "No es una planificación, no es una consulta o instrumento de investigación. El discernimiento es una finalidad en sí misma. No es un medio para llevar propuesta a una asamblea. El discernimiento no es instrumento, sino escuela y cultura. No es tarea de especialistas sino una praxis fundamentalmente participativa de todo el pueblo de Dios", subrayó.

Detalló los pasos del proceso de discernimiento: 1) reconocer e identificar, contemplar la acción de Dios, los grandes movimientos y clamores que surgen en la Iglesia; 2) interpretar lo que Dios nos viene manifestando en estos clamores; 3) Escoger, sentirnos interpelados.

Tres instrumentos para tres momentos

Ramelli subrayó la necesidad de que este proceso contemple una amplia participación de la mayor cantidad de personas posibles. Con este objetivo, se han preparado tres instrumentos para tres momentos:

1. ¡Entremos a picar!. Instrumento para discernir los problemas relacionales al interior de la comunidad. Contempla un juego de dados para facilitar el diálogo, citas bíblicas y hoja de síntesis para su sistematización.

2. ¿Y cómo andamos por casa?. Juego de naipe para reconocer e identificar estructuras eclesiales que queremos renovar a través de refranes populares. Hoja de síntesis para sistematizar.

3. ¿Eres Tú, Señor? Se procura aquí identificar rostros, clamores y anhelos que nos interpelan para caminos de conversión pastoral.

Renzo Ramelli concluyó que este proceso demanda a cada una de las comisiones nacionales, a través de un propio discernimiento en cada comisión. ¿Qué servicio prestamos como comisiones a las Iglesias locales? ¿Cómo podemos llegar a espacios donde la pastoral ordinaria de las diócesis no llega?.

"No planteamos este camino como una jornada o actividad nueva. Es más que una tarea, es un proceso. El desafío es cómo lo que hacemos ordinariamente es plasmado en este proceso", concluyó el secretario adjunto pastoral.

El encuentro concluyó con un libre intercambio de aportes de los participantes.

Fuente: Comunicaciones CECh
CECh, 21-03-2019