La Doctrina Social y la acción evangelizadora de la Iglesia
  Descargar Archivo (PDF)

La Doctrina Social y la acción evangelizadora de la Iglesia

Encuentro del Presidente del Pontificio Consejo «Justicia y Paz» y del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, Cardenal Renato R. Martino, con los Sres. Obispos de la Conferencia Episcopal de Chile Santiago, 29 de Septiembr

Fecha: Lunes 29 de Septiembre de 2008
Pais: Chile
Ciudad: Santiago
Autor: Cardenal Renato Raffaele Martino

Muy queridos hermanos en el Episcopado, apreciados sacerdotes y fieles cristianos laicos, en primer lugar les expreso mi saludo cordial y fraterno a todos y a cada uno. Mi visita a su querido país responde a la invitación que me hiciera S.E. Mons. Camilo Vial Risopatrón, Obispo de Temuco y Presidente del Área de Pastoral social de la Conferencia episcopal de Chile. Le agradezco, Excelencia, su atenta invitación, y extiendo este agradecimiento al Sr. Eugenio Díaz Corvalán, al Sr. Guillermo Sandoval y a todos los que colaboran con Usted en esta área tan importante de la evangelización.

Se me ha pedido –y lo hago con mucho gusto– que presente a su amable consideración algunas reflexiones sobre la relación entre evangelización y doctrina social, sobre la necesidad de valorar aún más la doctrina social de la Iglesia, que no es algo periférico o accidental en la misión evangelizadora de la Iglesia. Sin entrar en detalles o hacer un estudio de programación pastoral, sólo hago referencia a lo que comúnmente llamamos pastoral social. El Compendio nos dice que ésta es la «expresión del ministerio de evangelización social, dirigido a iluminar, estimular y asistir la promoción integral del hombre mediante la praxis de la liberación cristiana, en su perspectiva terrena y trascendente... es la expresión viva y concreta de una Iglesia plenamente consciente de su misión evangelizadora de las realidades sociales, económicas, culturales y políticas del mundo» (1).

La pastoral social recibe su forma de la doctrina social de la Iglesia (2), tiene como fundamento la dignidad de la persona humana y como objetivo principal su defensa y promoción. Entre las acciones mediante las cuales se concretiza lo anterior, se pueden mencionar las siguientes: la defensa y veneración de la vida, desde la concepción hasta la muerte natural, y en todas sus etapas y situaciones; la defensa del derecho a la libertad de conciencia y a la libertad religiosa, no sólo a la libertad de culto; la defensa del matrimonio y de la familia; la práctica de la caridad y de la solidaridad con los más pobres; la promoción de la participación política de los cristianos laicos; la defensa de la centralidad de la persona humana en la vida socioeconómica; la evangelización de la cultura…(3)

La pastoral social, es un derecho-deber de la Iglesia que se fundamenta en motivos teológicos: la estructura de encarnación del cristianismo; la integridad de la salvación; la misión evangelizadora de la Iglesia; la íntima conexión entre ortodoxia y ortopraxis; la promesa de la esperanza escatológica, que incluye las responsabilidades sociales, porque «los ojos de la fe nos permiten ver que las ciudades terrena y celeste se compenetran y están intrínsecamente ordenadas la una a la otra en cuanto pertenecen ambas a Dios» (4).

Ahora bien, creo que es importante resaltar que de una lectura atenta y reposada del Compendio, especialmente de la parte que trata acerca de la naturaleza de la doctrina social de la Iglesia, emerge la evidencia que esta doctrina posee una profunda unidad (5), y que sus principios, no obstante la especificidad de cada uno, están íntimamente relacionados y vinculados entre sí; existe entre ellos una referencia recíproca; no es posible invocarlos aisladamente, porque «son una expresión de la antropología cristiana» (6), es decir, de la visión unitaria del hombre que proclama su dignidad, porque ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. Esta fuente última de la dignidad de la persona humana, que articula e cohesiona todos los principios de la doctrina social, expresa la necesidad de apertura a la trascendencia de todo el hombre y de todos los hombres, de rechazar cualquier proyecto de hombre y de sociedad puramente inmanentes.

Es por ello que la visión integral de la persona humana nunca debe faltar en la praxis de los cristianos en la sociedad, en ninguno de sus ámbitos: en el ámbito del trabajo, de la economía, de la política, de la cultura, de los esfuerzos por construir la paz… todos los ámbitos, todas las estructuras sociales, para tener un rumbo y un programa dignos de recorrer y realizar, deben considerar siempre la verdad sobre el hombre que la Iglesia –con toda su doctrina– proclama, enseña y defiende. Así, cuando por ejemplo invocamos el principio de solidaridad, no lo podemos hacer sin vincularlo con el principio de subsidiaridad, el cual su vez nos remite a los principios de la participación y el bien común. Y, el bien común no sería tal si dejara de considerar la necesidad de optar por los pobres, en el sentido de no excluirlos, sino de ayudarlos a ejercer su derecho–deber de participar en las opciones y decisiones de la sociedad de la cual forman parte.

Uno de los problemas que he encontrado en mis viajes y visitas pastorales por diferentes comunidades y países es que la doctrina social de la Iglesia, a pesar de los avances que ha conocido, todavía en muchos lugares se usa esporádicamente. Se toma como referencia casi accidental y no como esencial, como aquella que da forma a la acción evangelizadora de las relaciones sociales. Entre las causas, pienso que la principal es que sigue siendo desconocida o mal comprendida, de cualquier forma, esto para nosotros los pastores de la Iglesia representa un desafío, porque si el protagonismo en la actividad directa para la transformación de las realidades sociales, económicas y políticas de acuerdo al plan de Dios corresponde a los seglares (7), a los pastores –Obispos y sacerdotes– nos corresponde un compromiso muy delicado y no menos exigente, es decir, satisfacer el derecho que los laicos tienen a ser formados e iluminados por la doctrina social de la Iglesia, a ser acompañados en la forja de una sólida espiritualidad y a ser animados por la cercanía de sus pastores. Sólo así podrán ellos cumplir con eficacia evangélica sus compromisos cotidianos en el mundo (8). Este acompañamiento resulta todavía insuficiente en muchos lugares. En América Latina y el Caribe también hace falta avanzar en este campo, de acuerdo a lo expresado en el documento conclusivo de Aparecida: «Constatamos el escaso acompañamiento dado a los fieles laicos en sus tareas de servicio a la sociedad, particularmente cuando asumen responsabilidades en las diversas estructuras del orden temporal» .

Sé que el Compendio de la doctrina social de la Iglesia ha recibido una muy buena acogida en Chile, debido al interés de los pastores de esta Iglesia y al deseo de tantos fieles laicos de formarse en doctrina social. Me auguro que siga siendo considerado un Instrumento útil en sus trabajos pastorales. Pienso que así será, ya que con una sana satisfacción puedo decir que el documento elaborado y publicado por el Pontificio Consejo «Justicia y Paz», sigue siendo, después de 4 años, muy actual y apto para ello. Hace unos días el Santo Padre lo recomendaba a los Obispos de Panamá en visita “ad limina”, diciéndoles: «En su País, como en otros lugares, se están viviendo momentos arduos, que generan desazón, y también situaciones que despiertan gran esperanza. En el actual contexto, reviste particular urgencia que la Iglesia […] no deje de ofrecer luces que contribuyan a la solución de los acuciantes problemas humanos existentes, promoviendo un consenso moral de la sociedad sobre los valores fundamentales. Por eso es primordial divulgar el Compendio de la doctrina social de la Iglesia, que facilita un conocimiento más profundo y sistemático de las orientaciones eclesiales que particularmente los laicos han de asumir en el campo político, social y económico, favoreciendo igualmente su correcta aplicación en las circunstancias concretas» (10).

Queridos hermanos en el episcopado, quiero finalizar estas reflexiones invitándoles a seguir promoviendo la doctrina social de la Iglesia, a incluirla en los programas de estudios de sus seminarios, a promover su enseñanza en las Universidades católicas, a seguir considerándola parte esencial de la evangelización, a promover en todos sus planes y programas pastorales su uso y referencia permanente, central y comunitaria. Porque la doctrina social se encuentra en el corazón mismo del compromiso evangelizador de la Iglesia, no es algo periférico, está al centro –aunque no es el centro– de la vida cristiana. Esto quiere decir que la doctrina social de la Iglesia, con sus principios, juicios y directrices, no es fin en sí misma; que la tarea de conocer, reflexionar y practicar la doctrina social no es la meta final que se busca alcanzar: el objetivo de esta doctrina, de estos principios, como de toda la misión de la Iglesia, es provocar que el hombre, personal y comunitariamente, esté en grado de encontrarse con Cristo, de abrirse a Él. Este es el único encuentro que le hace capaz de dar sentido a su vida terrena y responder a su vocación trascendente, de conseguir su destino final. Muchas gracias.


RENATO RAFFAELE CARD. MARTINO
Presidente del Pontificio Consejo «Justicia y Paz» y del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes


NOTAS A PIE:

(1) Cf. Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 524.
(2) Cf. JUAN PABLO II, Carta enc. Centesimus annus, 5.
(3) Cf. JUAN PABLO II, Exh. ap. Christifideles laici, 37ss.
(4) BENEDICTO XVI, Discurso a la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, 5 de mayo de 2008.
(5) Cf. Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 160 – 163.
(6) Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 9.
(7) Cf. Const. dogm. Lumen Gentium, 31; PABLO VI, Exh. ap. Evangelii nuntiandi, 70.
(8) Cf. JUAN PABLO II, Carta a los Obispos Italianos en Asamblea General, Ciudad del Vaticano, 23 de octubre de 1993, 3: Insegnamenti di Giovanni Paolo II, XVI/2 (1993) 1105 – 1106; Aparecida, 212.
(9) Aparecida, 100.c. Anteriormente la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, expresaba lo mismo: «Se comprueba también que los laicos no son siempre adecuadamente acompañados por los Pastores en el descubrimiento y maduración de su propia vocación. La persistencia de cierta mentalidad clerical en numerosos agentes de pastoral, clérigos e incluso laicos [cf. DP 784], la dedicación de muchos laicos de manera preferente a tareas intra-eclesiales y una deficiente formación les privan de dar respuestas eficaces a los desafíos actuales de la sociedad» (DSD, 96).
(10) BENEDICTO XVI, Discurso a los Obispos de Panamá en Visita “ad limina apostolorum”, Castelgandolfo, Viernes 19 de septiembre de 2008, 6.
Buscador
 


Destacados

2023  -  2020  -  2019  -  2017  -  2016  -  2015  -  2014  -  2013  -  2012  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  1999  -  1997  -  1996  -  1995  -  1994  -  1993  -  1992  -  1990  -  1989  -  1988  -  1987  -  1986  -  1985  -  1984  -  1983  -  1982  -  1980  -  1979  -  1978  -  1977  -  1975  -  1974  -  1973  -  1972  -  1971  -  1970  -  1961  -  1959

2020  -  2019  -  2018  -  2017  -  2015  -  2013  -  2012  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  2002  -  2001  -  1997  -  1994  -  1993  -  1992  -  1981  -  1980  -  1979  -  1978  -  1977  -  1973  -  1968  -  1966  -  1964  -  1962  -  1961  -  1959  -  1958  -  1957  -  1956  -  1953

2020  -  2019  -  2018  -  2017  -  2014  -  2013  -  2012  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  2002  -  2000  -  1999  -  1998  -  1997  -  1996  -  1995  -  1994  -  1993  -  1992  -  1991  -  1985  -  1981  -  1978  -  1977  -  1976  -  1975  -  1974  -  1973

2023  -  2022  -  2021  -  2020  -  2019  -  2018  -  2017  -  2016  -  2015  -  2014  -  2013  -  2012  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  2002  -  2001  -  2000  -  1999  -  1998  -  1997  -  1996  -  1995  -  1994  -  1993  -  1992  -  1991  -  1990  -  1989  -  1988  -  1987  -  1986  -  1985  -  1984  -  1983  -  1982  -  1981  -  1980  -  1979  -  1978  -  1977  -  1976  -  1975  -  1974  -  1973  -  1972  -  1971  -  1970  -  1969  -  1968  -  1967  -  1964  -  1961  -  1960  -  1959  -  1957  -  1952

2019  -  2018  -  2017  -  2016  -  2015  -  2014  -  2013  -  2012  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  2002  -  1989  -  1988  -  1970

2023  -  2022  -  2021  -  2020  -  2019  -  2018  -  2017  -  2016  -  2015  -  2014  -  2013  -  2012  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  2002  -  2001  -  2000  -  1999  -  1998  -  1988  -  1985  -  1981  -  1978

2023  -  2022  -  2021  -  2020  -  2019  -  2018  -  2017  -  2016  -  2015  -  2014  -  2013  -  2012  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  2002  -  2001  -  1999  -  1998  -  1997  -  1996  -  1995  -  1994  -  1992  -  1990  -  1989  -  1988  -  1987  -  1986  -  1985  -  1983  -  1982  -  1981  -  1980  -  1979  -  1978  -  1977  -  1976  -  1975  -  1974  -  1973  -  1972  -  1971  -  1970  -  1957  -  1952

2023  -  2014  -  2008  -  2007  -  2006  -  2002  -  1987  -  1985  -  1981  -  1978  -  1976  -  1975  -  1973  -  1971  -  1970  -  1969  -  1968

2022  -  2018  -  2016  -  2014  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  2000  -  1996  -  1995  -  1991  -  1977  -  1974  -  1973  -  1967  -  1955

2019  -  2018  -  2017  -  2015  -  2014  -  2013  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  1999  -  1998  -  1995  -  1994  -  1992  -  1987