Caminando hacia el mes de agosto, mes de la solidaridad y de nuestra Asamblea Arquidiocesana.
Fecha: Martes 10 de Julio de 2007
Pais: Chile
Ciudad: La Serena
Autor: Mons. Manuel Donoso Donoso
A todos los fieles católicos que forman la Iglesia peregrina en las provincias de Elqui y de Limarí, y a todos los habitantes de estas mismas provincias, sus “compañeros de viaje.” (1)
1. Los resultados de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica, CASEN 2006 indican que un buen número de compatriotas ha logrado superar la condición de pobreza e indigencia en los últimos años, y que hay una tendencia a continuar esta línea de superación.
2. Hay divergencias entre los técnicos entre sus alcances y sus métodos. No soy técnico, pero como Obispo y como ciudadano quisiera presentar a Uds. algunas reflexiones, que toman como base las conclusiones más aceptadas, partiendo del hecho que la pobreza es un problema nacional, que va más allá de los esquemas gobierno-oposición, o Estado-particulares, o empresarios-trabajadores y que, por eso, nos implica a todos.
3. Aunque se trate sólo de logros parciales y de una tendencia, debemos expresar muchos reconocimientos, especialmente, a las propias personas y familias que sufren la pobreza, por sus esfuerzos para superar esta condición y el valioso testimonio de solidaridad, fe y esperanza que entregan a toda la sociedad al irse constituyendo en “sujetos de su propio desarrollo”; también a todos los responsables, a las personas e instituciones del Estado, a los empresarios que buscan capacitar y dar trabajo estable, a los organismos privados orientados a la acción solidaria, a las personas, especialmente jóvenes, comprometidas en diversas formas de voluntariado.
4. A pesar de todo, todos reconocen que falta mucho camino por recorrer. (2). Los invito a seguir enfrentando con decisión los múltiples desafíos sociales que existen en nuestro país y en nuestra Región. El mismo estudio los deja en evidencia: por ejemplo, la situación de la infancia, el enorme aumento de las mujeres jefas de hogar pobres, la situación de las Regiones más pobres; el cumplimiento de todas las leyes sociales (obligatorio en conciencia para un cristiano), y la intolerable y persistente desigualdad. El auténtico desarrollo no se limita al crecimiento económico o tecnológico: necesita del reconocimiento de la dignidad y el trato dado a las personas, particularmente, a los más pobres y excluidos.
5. Los invito a expresar nuestra cercanía al mundo de los pobres, como discípulos del Buen Pastor, que quiere que todos tengamos vida en abundancia. Como discípulos-misioneros de Jesús, acogiendo el MENSAJE de la Conferencia de Aparecida, queremos “levantar nuestra voz en los espacios sociales de nuestros pueblos y ciudades, especialmente a favor de los excluidos de la sociedad” (3). Es bueno que parte de las tareas que tenemos ahora como país, sea adecuar las metodologías de medición de la pobreza a nuestros días, para visualizar con más precisión los “nuevos rostros de la pobreza” (como el de las mujeres jefas de hogar) y evitar el riesgo de no tomar el peso real de la magnitud y complejidad de la pobreza. También, ojalá que, junto con priorizar y focalizar la preocupación por los más pobres, haya iniciativas de apoyo a amplios sectores medios. Llevan una vida difícil, y viven en una situación de gran fragilidad. Muchas veces deben recurrir a un alto, costoso, y muchas veces insostenible nivel de endeudamiento, para satisfacer sus necesidades de vivienda, educación y salud. Ojalá aumente la tarea de educar al consumidor, y la transparencia, especialmente en cuanto al uso de tarjetas de crédito y los intereses que ellas traen.
6. “Las agudas diferencias entre ricos y pobres nos invitan a trabajar con mayor empeño a ser discípulos que saben compartir la mesa de la vida, mesa de todos los hijos e hijas del Padre, mesa abierta, incluyente, en la que no falte nadie” (4) Todos estamos invitados a crear y compartir esta mesa. Será el mejor regalo a Chile y a nuestras provincias para el Bicentenario. Los invito a trabajar creativamente por la sociedad más justa y fraterna que propone la Doctrina Social de la Iglesia, que soñaron tantos compatriotas nuestros, entre ellos el Cardenal Silva Henríquez y el Padre Hurtado. A todos les propongo: para no olvidar el flagelo de la pobreza y sus consecuencias, que su superación sea establecida como el primer índice de desarrollo de nuestra Región.
7. Pido a los párrocos, a los Rectores de Colegios y profesores, a los Movimientos y a todos en general, que lean con sus Consejos esta carta y que les sirva de motivación para el mes de la solidaridad y para escoger los delegados a la Asamblea Arquidiocesana y que con su oración nos acompañen.
Pido, ruego y exhorto a todos a conocer más y a practicar la Doctrina Social de la Iglesia, y a revisar todas nuestras las enseñanzas (catequesis, cursos, predicación), para que Ella esté más presente, ya que es la proyección social del Evangelio.
Un saludo cordial y fraternal a todos.
† Manuel Donoso D. ss.cc.
Arzobispo de La Serena.
La Serena, 10 de julio de 2007,
en la novena a la Virgen del Carmen, Patrona de Chile, cuya protección invocamos.
NOTAS
1. Compendio de la Doctrina Social de a Iglesia, Nº 3.
2. * En el Chile de hoy, al menos 1.692.938 son pobres. Viven con un máximo de $47.099.- por persona si son de ciudad, o con un máximo de $31.756 si viven en el campo.
* En nuestro Chile 516.738 personas son indigentes. Viven con un máximo de $23.549.- si viven en ciudad, y $18.146.- si viven en el campo.
* Nuestra IV Región es la 10ª en orden de pobreza. La superan sólo Talca, Araucanía y la Octava. Gracias a Dios, ha bajado desde 2003 a un 15,9% de pobres (un 5,4% menos). En las Provincias de Elqui y de Limarí quedan alrededor de 90.000 pobres, sobre 525.000 habitantes.
3. MENSAJE de los Obispos en APARECIDA, Nº3b.
4. MENSAJE, Nº4 d.
