Ante una capilla repleta de fieles, en la Casa de Ejercicios San Francisco Javier, se celebró el viernes 30 de diciembre la Misa Fúnebre en memoria de la Hermana María José Hermans, religiosa de la Dominica Misionera de Nuestra Sra. de Fichermont, quien falleciera el miércoles 28 de diciembre, a la edad de 82 años, víctima de un cáncer.
La Misa fue presidida por Monseñor Sergio Valech y concelebrada por Monseñor Cristián Contreras Villarroel, Obispo Auxiliar de Santiago. También concelebraron numerosos sacerdotes. A la eucaristía asistieron, entre otras personalidades, el embajador de Bélgica en nuestro país, la superiora de la congregación Dominica Misionera de Nuestra Señora de Fichermont, representantes del Movimiento Familiar Cristiano y de Encuentros Conyugales.
Al inicio de la Eucaristía, Monseñor Valech presentó el saludo y las condolencias enviadas por el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, quien se encuentra fuera del país. En tanto, en su homilía, el prelado destacó el servicio pastoral y evangelizador que por más de 38 años la Hna. María José Hermans desarrolló en la Arquidiócesis de Santiago. “Fue una misionera que se entregó por completo a servir a los más necesitados y a quienes sufrían inseguridad en sus vidas”, dijo Monseñor Valech.
Luego de la Eucaristía, el responso final estuvo a cargo de Monseñor Cristián Contreras Villarroel.
De nacionalidad belga, la Hermana María José Hermans llegó a nuestro país en 1968. Los tres primeros años los dedicó a trabajar en el Departamento de Misiones del Arzobispado de Santiago. Posteriormente trabajó en el Departamento de Evangelización de la Conferencia de Religiosos de Chile (CONFERRE) y por más de 30 años se desempeñó en el Movimiento Familiar Cristiano. A partir de la década del 70 se hizo cargo de la Casa de Retiro San Francisco Javier, ubicada en Av. Crescente Errázuriz 907, en la comuna de Ñuñoa.
Como lo recuerda la Hermana Denisse, compañera de congregación de la Hna. María José, durante los años el régimen militar -y por encargo del Arzobispado de Santiago,- en dicha casa de retiro se acogió a numerosas personas que se sentían perseguidas por las autoridades de la época.
“El legado de María José es su capacidad de acogida, su generosidad a toda prueba y su gran creatividad”, dijo la Hermana Denisse.
Fuente: DOP Santiago
Santiago, 30-12-2005