En el primer mensaje de Navidad de su Pontificado, Benedicto XVI pidió la construcción de un nuevo orden mundial basado en relaciones éticas y económicas justas, y exhortó a los pueblos de Latinoamérica a vivir en paz y concordia.
Ante varias decenas de miles de personas reunidas en la plaza de San Pedro en una mañana fría, lluviosa y desapacible, el Santo Padre Benedicto XVI exhortó a los pueblos a ser una "familia" llamada a construir vínculos de confianza y ayuda mutua.
"Hombre moderno, adulto y, sin embargo, a veces débil en el pensamiento y en la voluntad, déjate llevar de la mano por el Niño de Belén, no temas, fíate de Él. La fuerza vivificante de su luz te alienta a comprometerte en la construcción de un nuevo orden mundial fundado sobre relaciones éticas y económicas justas", afirmó el Vicario de Cristo en el tradicional -para él nuevo- mensaje de Navidad.
"Una humanidad unida podrá afrontar los numerosos y preocupantes problemas del momento actual: desde la acechanza terrorista a las condiciones de pobreza humillante en la que viven millones de seres humanos, desde la proliferación de las armas a las pandemias y al deterioro ambiental que amenaza el futuro del planeta", precisó el Papa.
En un Mensaje en el que la palabra más pronunciada fue "paz", el Obispo de Roma alentó a los hombres a trabajar por la paz y el desarrollo integral de Africa, "oponiéndose a las luchas fratricidas", y lograr así -subrayó- la consolidación de los procesos políticos todavía frágiles.
El Santo Padre no olvidó la tragedia de Darfur y pidió que se salvaguarden los más elementales derechos humanos de las personas que se encuentran en trágicas condiciones, como los habitantes de esa región sudanesa y de otras regiones de África Central.
América Latina
Tampoco olvidó América Latina y Benedicto XVI, que tiene previsto viajar a Brasil en mayo de 2007 para la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, hizo votos para que los pueblos de esa zona vivan "en paz y concordia".
En su recorrido por el mundo, el Papa se detuvo en Medio Oriente y, en la misma línea que sus antecesores, abogó por la pacificación de una tierra durante demasiado tiempo martirizada.
"Que Cristo anime a los hombres de buena voluntad en Tierra Santa, en Irak, en el Líbano, donde, aunque no falten signos esperanzadores, éstos han de ser confirmados por comportamientos inspirados en la lealtad y la sabiduría", afirmó.
El Pontífice también pidió a Dios que favorezca los procesos de diálogo en la península de Corea y en otros países asiáticos, con el objetivo -dijo- de que se superen las divergencias peligrosas y se alcancen los logros de paz que tanto esperan sus pobladores.
Benedicto XVI exhortó a los hombres a no dudar y a recibir a Cristo en sus casas, ciudades, naciones y en cada rincón de la tierra, afirmando que es el único capaz de ofrecer esperanza al hombre.
"Es verdad que en los últimos siglos se han logrado muchos progresos en el campo técnico y científico. Pero si el hombre de la era tecnológica se encamina hacia una atrofia espiritual y a un vacío del corazón corre el riesgo de ser víctima de los mismos éxitos de su inteligencia y de los resultados de sus capacidades operativas", advirtió el Papa.
Benedicto XVI fue más allá y manifestó que, aunque a menudo se presenta a la edad moderna como "el inicio del sueño de la razón, como si la humanidad hubiera salido finalmente a la luz, superando un periodo oscuro", sin Cristo -dijo- la luz de la razón no basta para iluminar al hombre y al mundo.
El mensaje siguió la misma línea de la homilía que pronunció esta madrugada durante la Misa del Gallo, en la que pidió por la paz en el mundo, especialmente en Tierra Santa, e imploró a Dios que donde hay discordia nazca la paz.
Tras el Mensaje, Benedicto XVI impartió la bendición "Urbi et Orbi" (a Roma y a todo el mundo) en 32 idiomas, en el que de nuevo la palabra que más pronunció fue paz.
En español dijo: "Feliz Navidad. Que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, en las familias y en todos los pueblos", las mismas palabras que solía pronunciar Juan Pablo II.
Centenares de españoles y latinoamericanos presentes rompieron en aplausos y gritaron "Se ve, se siente, Benedicto está presente".
El mensaje fue transmitido en directo por 111 canales de televisión de 68 países, entre ellos España y la mayor parte de América Latina.
Fuente: Agencias
Vaticano, 25-12-2005