Benedicto XVI invita a experimentar el amor de Dios en las vicisitudes de la historia

En ellas se hace concreto, asegura en la audiencia general

Benedicto XVI invita a experimentar el amor de Dios en las vicisitudes de la historia

Miércoles 28 de Septiembre de 2005
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 28 septiembre 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI invitó a experimentar el amor de Dios en las vicisitudes de la historia durante la audiencia general que concedió este miércoles en la plaza de San Pedro del Vaticano.

El pontífice, que en esa mañana regresó al Vaticano tras los meses transcurridos en las residencia pontificia de Castel Gandolfo, dedicó su intervención a meditar en la primera parte del Salmo 134, un himno a Dios por sus maravillas.

«El amor divino se hace concreto y casi se puede experimentar en la historia con todas las vicisitudes difíciles y gloriosas», aseguró el Santo Padre al dirigirse a los 30.000 peregrinos congregados en una mañana de sol.

«Esta realidad, vivida ya por el pueblo de Israel, se manifiesta de un modo totalmente nuevo y especialmente elocuente en Jesucristo, en el misterio de su muerte y resurrección, que es la máxima expresión de la libertad y de la salvación», afirmó el pontífice en las palabras que dirigió en castellano.

El salmo comentado por el Santo Padre es un himno litúrgico utilizado por la oración del pueblo judío en el que se exalta la omnipotencia divina, manifestada «en el cielo y en la tierra, en los mares y en los océanos».

Esta profesión de fe celebra sobre todo «la admirable intervención en la historia, en la que el Creador muestra el rostro de redentor de su pueblo y de soberano del mundo», la historia de la salvación.

El Santo Padre concluyó citando al cuarto Papa de la historia, san Clemente Romano (posiblemente entre el año 92 y 99), según la cronología del «Liber Pontificalis», y su oración a Cristo: «Otórganos concordia y paz a nosotros y a todos los habitantes de la tierra».

A su regreso a Roma, Benedicto XVI prepara ahora el Sínodo de Obispos sobre la Eucaristía que inaugurará el próximo domingo con una misa en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
Roma, 28-09-2005