La Fe y el Arte de Construir

Ponencia del Administrador Diocesano de Iquique en Seminario

La Fe y el Arte de Construir

 
Viernes 09 de Septiembre de 2005
“Fe y Arquitectura Religiosa, Los templos como expresión celebrativa de la Fe”, es el tema que expuso el Administrador Diocesano Monseñor Marco Antonio Ordenes en la primera jornada del Seminario “Reconstruyendo con la Madre Tierra”, que el Obispado de Iquique imparte desde ayer en la ex-duana con motivo de buscar y optimizar de la provincia, con el objetivo de generar espacios de encuentro respecto al tema y obtener mayor información que permita un mejor aprovechamiento de los recursos y del tiempo para la reconstrucción de los templos dañados.

En la ponencia el Administrador Diocesano dijo aseguró buscar ante todo “formular lo que la Iglesia, como comunidad creyente, busca en el recinto y el espacio labrado por la arquitectura religiosa. Sin querer incursionar en el campo mismo de la arquitectura, pues no es mi especialidad; sí, quiero formular un diálogo desde la teología, la liturgia y la pastoral, es decir, desde la experiencia reflexiva, orante y pragmática de la fe”.

Para abordar el tema encomendado Monseñor Ordenes dijo que “el principio fundante del ser y proceder creyente es la Fe. Desde esta piedra básica y fundamental es de donde se construye la experiencia de la vida y tiene sentido el simbolismo empleado. La vida de la Fe es una expresión permanente que no se agota en un momento histórico ni en una cultura determinada, sino que se hace presente en todos los momentos y en todas las culturas”.

“La Fe tiene su expresión en el núcleo celebrativo de la liturgia y es, a través de la Fe creída y celebrada, que esta misma es una expresión viva, actual y actuante. Así, la liturgia constituye el modo vitalizante y reconstitutivo de la opción creyente en el hoy”, afirmó el Administrador Diocesano.

También señaló que la Reforma litúrgica del Concilio Vaticano II invitó a la participación activa, fructífera y conciente de toda la asamblea creyente en el misterio de la misma, de tal forma que pudiera evidenciar lo que la Iglesia es: el Cuerpo místico de Cristo, su cabeza, que peregrina hacia la eternidad del Padre. Y agregó que esta reforma buscó “devolverle al culto cristiano la belleza primigenia, buscando redescubrir el misterio de la salvación en Cristo y el diálogo trinitario en un modo comunitario y sagrado”.

“Al mirar los diversos modos celebrativos y los espacios propios del culto, se vuelve a redescubrir la necesidad de reencontrarnos con lo más profundo de la experiencia de la fe que le da sentido a todo el patrimonio litúrgico, artístico e histórico de la Iglesia”, sentenció Monseñor Ordenes.

En su exposición también señaló que hoy el diálogo entre la expresión celebrativa de la Fe y el espacio arquitectónico religioso es muy necesario, pues sólo del encuentro con la profundidad del conocimiento. El técnico del nuevo tiempo podrá comprender lo que busca la expresión de la fe. Este diálogo es necesario y urgente a la hora de construir y de reconstruir el Domus Ecclesiae (la casa de la Iglesia) para que el espacio ritual se convierta en sacramental de la experiencia de la fe, y no sólo en una construcción funcional o de conmemoración histórica o de afanes puramente estéticos”.

Por tanto afirmó que la misión de la Iglesia es evangelizadora, es decir, debe anunciar y sostener la experiencia de la fe. “Expresión que se vive en la experiencia del Dios encarnado. Se expresa en culturas, tiempos y espacios propios y determinadas, donde la antigua verdad resplandece en la belleza de su eterna juventud. El diálogo que busca la Iglesia como comunidad creyente en torno al espacio de la celebración de la fe, el templo, quiere implicar no sólo lo que el templo ha sido sino lo que el templo es, pues desde la profunda mirada de la fe, el templo es la misma comunidad peregrina de los creyentes que marchan hacia la Casa del Padre”.

“Cada vez que hemos centrado exclusivistamente la mirada en la funcionalidad del espacio del templo, lo hemos desprovisto de su sacramentalidad, perdiendo la connotación expresiva de la fe vivida y celebrada, expresándose ello solo en el momento celebrativo. También cuando hacemos del templo un patrimonio solo de la experiencia del pasado, le quitamos el derecho a las actuales generaciones de cumplir con el legado patrimonial que la historia también les demanda”, dijo y finalizó “el absolutismo dictatorial de alguno de estos criterios es lo que no contribuye en definitiva a hacer del templo del espacio celebrativo de la Fe”.

Fuente: Comunicaciones Iquique
iquique, 09-09-2005