Con mucha emoción y recogimiento, un millón de jóvenes participaron con el Papa Benedicto XVI en la vigilia de clausura de la XX Jornada Mundial de la Juventud. realizada en Marienfeld o Campo de María.
En la ocasión señaló en un perfecto español, “sólo de los santos, sólo de Dios, proviene la verdadera revolución, el cambio decisivo del mundo”, Añadió que las ideologías no salvan al mundo, sino sólo dirigir la mirada al Dios viviente.
Casi un millón de jóvenes brindaron al Papa una bienvenida llena de recogimiento y emoción esta noche en la explanada de Marienfeld o Campo de María, ubicado a 27 km. de Colonia. Con gritos de “Be-ne-de-tto”, “Viva el Papa” y con aplausos que interrumpieron constantemente su plática de esta noche, los muchachos le demostraron que en estos cuatro meses de pontificado ya se ha ganado su cariño. A su llegada al Campo de María alrededor de las 19:30 horas, cientos de ellos se abalanzaron sobre las cadenas humanas de contención para ver de cerca al Papa. El Santo Padre pasó a sólo unos pocos metros de donde se encontraba la delegación chilena; muchos comentaban entusiasmados, “no puedo creerlo, es como si estuviera soñando. Pasó frente a nosotros”.
Minutos antes, Benedicto XVI fue saludado por los obispos asistentes a este Encuentro Mundial, entre ellos el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, el Presidente de la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil, Mons. Cristián Contreras Villarroel, el Obispo Auxiliar de Santiago, Mons. Andrés Arteaga y el Arzobispo de La Serena, Monseñor Manuel Donoso. El Papa, inaugurando su primer encuentro masivo con la generación sub 30, bendijo la campana que dio inicio a esta vigilia en memoria de Juan Pablo II.
Ante el espíritu de recogimiento de la audiencia, el Papa señaló que muchos hablan de Dios, pero que en su nombre se predica también el odio y se practica la violencia. Afirmó que la revolución verdadera “consiste únicamente en mirar a Dios, que es la medida de lo que es justo y, al mismo tiempo, es el amor eterno”. En tal sentido, Benedicto XVI enfatizó “que no son las ideologías las que salvan al mundo, sino sólo dirigir la mirada al Dios viviente, garante de nuestra libertad. ¿Qué puede salvarnos, si no es el amor?” sentenció.
Transformar el mundo
Los peregrinos chilenos como extranjeros caminaron 6 kilómetros antes de llegar a la explanada, ruta que estuvo traspasada por la fe entusiasta de sus compañeros de peregrinación y por el saludo cariñoso de las personas que viven en las inmediaciones desde Marienfeld. Ya instalada frente al escenario, la delegación chilena vivió con algarabía el momento en que el Papa llegó a la explanada de Marienfeld agitando sus emblemas patrios. “Los que cambian al mundo no son los caudillos violentistas, sino los santos, los que dan su vida por los otros”, dijo emocionado Felipe Sepúlveda de Santiago, parte de la delegación chilena en Marienfeld. Joan Romero, también de la capital, indica, “nos invitó a buscar el verdadero rostro de Cristo y no dejarnos influenciar con los ídolos que nos van carcomiendo el corazón, como la violencia. Yo creo que Benedicto XVI retomó la invitación o de Juan Pablo II a construir la civilización del amor”.
Cristián Escobar tenía los ojos llenos de lágrimas tras la plática del Papa. “Es verdad que la Iglesia es una gran familia”, añadió, “cuando estuvimos en la diócesis de Friburgo nos acogieron de manera increíble, como si fuésemos de su propia familia y lo mismo pasa en estos días de encuentro, donde a pesar de no compartir el idioma, podemos cantar y rezar”. Salomé, Hija de Nuestra Señora de la Misericordia, estaba contenta por haberse encontrado con un Papa cercano “primero que nada, nos llamó amigos y luego nos llamó a no poner la felicidad en las cosas materiales; eso es relativo, lo único que no pasa es Dios”.
Fiesta de la Luz
El Santo Padre presidió la liturgia desde la cima de un monte construido para la ocasión con tierra proveniente de los cuatro puntos cardinales. Este fue iluminado con 12 mil velas y cientos de flores que hacían de éste un espectáculo inolvidable.
Un joven de habla italiana y una joven de habla alemana, dieron testimonio de su fe al inicio de la jornada dando a conocer su trabajo con ancianos. Luego se dio inicio a la liturgia de la Palabra que fue seguida por la plática del Santo Padre.
La segunda parte de la vigilia estuvo marcada por la adoración al santísimo sacramento y por la presentación de un número artístico de malabares.
Historia de Marienfeld
El sitio, de fácil acceso al transporte público, tiene raíces religiosas, puesto que hace varios siglos fue lo que será hoy para la Jornada Mundial de la Juventud: una iglesia en honor a Dios. Hace casi 600 años, unos monjes cistercienses rescataron de una capilla en ruinas, ubicada en este terreno, una escultura de piedra de la Virgen Dolorosa: la Piedad. Esta escultura fue creada alrededor de 1420 y desde entonces es motivo de muchas peregrinaciones. Pero más antigua aún es la época en que se inició la oración en Marienfeld: en 1231 se fundó aquí la abadía de monjas cistercienses de Brottenbroich.
Posteriormente, en 1488, se hizo cargo de ella la rama masculina de esta orden religiosa hasta su secularización.
Fuente: Comunicaciones Colonia 2005
Colonia, 20-08-2005