El Papa recuerda a Chile

XX Jornada Mundial de la Juventud

El Papa recuerda a Chile

Doce jóvenes de los cinco continentes hablaron a corazón abierto con el Papa Benedicto XVI. Nicolás Frías, representante de Chile, se mostró feliz de almorzar con él y contó que el Santo Padre tiene muy presente a nuestro país.

 
Viernes 19 de Agosto de 2005
El Papa se acordó muy bien de Chile, de su viaje por ciudades como Santiago y Antofagasta, del entusiasmo de la juventud chilena. Así lo contó, Nicolás Frías, joven chileno que estuvo sentado a la mesa con Benedicto XVI, junto a 12 jóvenes de los cinco continentes. Esta tradición iniciada por el Papa Juan Pablo II llenó de alegría a estos peregrinos que tienen en común, el trabajo que han realizado por la organización de la XX Jornada Mundial de la Juventud. Nicolás Frías es voluntario de Colonia desde marzo de este año, cuando dejó congelados sus estudios de periodismo para vivir esta experiencia de fiesta y de fe.

Conversación a corazón abierto

Fueron doce jóvenes de cinco continentes: los alemanes Anna, de 18 años y Klaus, de 22; el chileno Nicolás, de 19; Martin, de 27 años que es de Benin; Yun-Ju, 21 años y de Taiwan y Lauriane-Salome, de 26, de Congo, los que comieron con el Papa sin cámaras ni periodistas, totalmente en familia.

Una experiencia única que quisieron aprovechar unos, para escuchar -como el chileno Nicolás- , otros, como Lauriane y Martin para preguntar qué se puede hacer para acabar con el abismo entre ricos y pobres.

También participaron otros seis jóvenes de Palestina, Francia, Canadá, Eslovenia, Nueva Zelanda y Australia para hablar a corazón abierto con el Papa.

Yun-Ju le contó al Papa lo que es vivir el catolicismo como una minoría en Taiwan y Martin lo hizo partícipe de su preocupación por el hambre en Benin, su patria. Johny Bassous de Palestina habló del conflicto de Medio Oriente, a quien el Papa mandó un mensaje de paz y reconciliación entre los pueblos.

Un menú liviano

Nicolás Frías contó que en el almuerzo de hoy surgieron diversos temas sobre la fe y cómo vivirla en un mundo a veces hostil para los jóvenes. “No se trató de una audiencia, sino de una conversación íntima donde lo más impresionante el trato personal, individual de cada uno”, enfatizó Nicolás. “Es un regalo el Papa que tenemos” agregó.
En cuanto al menú, los invitados comieron ensalada de lechuga con tomate acompañadas con salsas típicas alemanas. De plato de fondo, panqueques de verduras; y de postre, un sabroso estrüdel.

¿Qué bebieron? Al Papa Benedicto XVI le gustan mucho los refrescos. De hecho tomó un jugo de naranja. Y después del postre, un buen café expresso, hecho con la cafetera italiana que pidió como único "capricho" para su estancia en Alemania.

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Fuente: Comunicaciones Colonia 2005

Colonia, 19-08-2005