Con gran entusiasmo y fervor, cerca de 800 mil peregrinos de los cinco continentes acogieron al Papa en su primer viaje fuera de Italia. 35 chilenos escoltaron a Su Santidad a bordo del barco que reperesentaba a América.
Con los pies en el río Rhin, cerca de 800 mil jóvenes presentes en la XX Jornada Mundial de la Juventud dieron la bienvenida al Papa Benedicto XVI. En la proa de un barco y escoltado por cinco embarcaciones, representando a los muchachos del mundo, Benedicto XVI hizo su entrada a la cuidad de Colonia colmada de chicos que lo querían ver y saludar. A su paso, miles de flashes de cámaras fotográficas se encendieron y casi no se oían más que los gritos encendidos de la generación sub 30. A su paso se agitaban las banderas de distintos países y se podían leer letreros como “Obrigado Juan Pablo II”, “Estamos contigo Benedicto XVI”
El Papa Benedicto -que tiene en su participación en Colonia, su primer encuentro masivo- preguntó a los jóvenes apostados en la rivera del Rhin en perfecto español: “qué camino tomar? ¿El que sugieren las pasiones o el que indica la estrella que brilla en la conciencia? Los Magos, una vez que escucharon la respuesta en Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta, decidieron continuar el camino y llegar hasta el final iluminados por esta palabra”. Agregó, “durante esta jornada, en el año de la Eucaristía, contemplaremos con el mismo asombro (de los reyes magos) a Cristo presente en el tabernáculo, en la misericordia, en el sacramento del altar.” Casi al finalizar su alocución, reiteró a los presentes “estad plenamente convencidos: Cristo no quita nada de lo que hay de hermoso y grande en vosotros, sino que lleva todo a la perfección para la Gloria de Dios, la felicidad de los hombres y la salvación del mundo”.
Los ojos chilenos
Treinta y cinco chilenos tuvieron la oportunidad de escoltar el barco del Papa a bordo de la embarcación que representaba a América. El resto de la delegación se ubicó con una bandera gigante a orillas del río y cerca del recinto ferial de esta ciudad llamado Koelnmesse. Gonzalo Leitao, Secretario Ejecutivo de la delegación chilena en Colonia dijo, “que fue impresionante ver a tanta gente vitoreando con tanta fuerza y alegría a Benedicto XVI. En este barco de América iban 35 compatriotas, más nuestros obispos y el Cardenal Francisco Javier Errázuriz representando a todo el país. Con ellos, la Iglesia chilena estuvo presente, dándole la bienvenida a Su Santidad”.
Alejandra Valencia, proveniente de Los Angeles en Chile, fue una de las beneficiadas para abordar el barco de América, con mucha emoción relata, “mi corazón desborda de alegría. Dios nos quiere mucho. Ha sido un privilegio estar con nuestros obispos y con el Cardenal compartiendo con personas del centro, norte y sur de América. Nos sentimos apasionados por encontrarnos con el Papa”. Añade, “yo creo que él va a continuar la labor que hizo Juan Pablo II con los jóvenes. De su discurso, lo que más me llegó fue el llamado a no seguir las pasiones, sino a la estrella de Belén. Los jóvenes necesitamos ideales para encausar nuestras vidas y luego ser adultos comprometidos con nuestra sociedad”.
Seguridad
Un gran despliegue de seguridad vivió la ciudad de Colonia a raíz de la llegada del Papa a tierra germana. Cinco botes tripulados por la policía local precedían la embarcación que lo llevaba por aguas del Rhin. A ello se suma un helicóptero y el cierre del puente que va desde la catedral de Colonia al Koelnmesse.
Luego de su entrada a la ciudad, el Papa descendió de su embarcación y se dirigió hasta la Catedral de Colonia, donde se veneran las reliquias de los Reyes Magos. Allí rezó ante el Sagrario y posteriormente, se trasladó hacia el Arzobispado de Colonia en el papamóvil.
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Más información:
www.colonia2005.cl
Fuente: Comunicaciones Colonia 2005
Colonia, 18-08-2005