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Saludo de los Jóvenes

Te presentamos algunas reflexiones para los jóvenes de nuestro nuevo Cardenal, las cuales están recogidas del libro “Santos del Nuevo Milenio”.

“No sé lo que Uds. piensan sobre los santos, y sobre sí mismos como santos del nuevo milenio. Al menos yo tenía ideas extrañas sobre la santidad. A menos yo tenía ideas extrañas sobre la santidad. A los santos los consideraba unos seres extraordinarios, y lo son, pero unía a esa idea tres suposiciones: los consideraba un poco extraños, marcados con fenómenos místicos muy ajenos a mi vida cotidiana, y del todo inalcanzables e inimitables. ¿De dónde sacar el ímpetu apostólico, la personalidad íntegra y la pluma de un San Pablo? ¿y cómo parecerse a ese gran sabio del cristianismo, que es San Agustín o imitar realmente a San Francisco de Asís: es su pobreza, en su espíritu fraterno y en sus llagas? Me parecían inalcanzables las hazañas de mi santo patrono Francisco Javier, y fuera de mis posibilidades las luchas con el demonio, las dolorosas mortificaciones y las pocas horas de sueño del Santo Cura de Ars”.

“¿Y qué piensa cada uno de Uds. de cara a la invitación del Papa, que es un eco de la llamada de Dios? ¿Creen de verdad que están llamados personalmente, y no sólo de una manera genérica, a la santidad? ¿Creen que la santidad es compatible con la vida que han tenido, que el camino a la santidad se puede abrir también ahora, como un horizonte claro, esperanzador – sin ocultarse las dificultades que puedan venir, ni las sombras que puedan arrojar algunas nubes o tormentas?”

“Queridos jóvenes, ésta es la buena noticia que nos llena de alegría y de paz en este Gran Jubileo de la Encarnación. Hace dos mil años el Hijo de Dios vino a este mundo a buscar precisamente a los pecadores. Conversó con ellos, comió en sus casas, los sanó de sus enfermedades, les entregó palabras de vida eterna, los ayudó a convertirse, y por ellos dio su vida, considerándolos hermanos y amigos”.

“¡No tengáis miedo, abridle de par en par las puestas a Cristo!” Son las palabras con que el Santo Padre los invita a ser los santos del nuevo milenio. ¡No tengáis miedo, abridle las puertas!

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