María, enséñanos a orar en comunidad

Presentación

Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración,
en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos” (Hch 1, 14)

Este texto de los Hechos de los Apóstoles nos muestra a la comunidad de los discípulos, luego de la Ascensión del Señor. Allí está María, discípula y madre. “admirablemente unida al misterio de la redención, (que) perseveró con los apóstoles en la plegaria, mientras esperaban al Espíritu Santo” (Prefacio de la Virgen María III). Es la misma Virgen y Madre que ahora brilla en nuestro camino como signo de consuelo y de firme esperanza” (Prefacio III) y nos acompaña cada día para que aprendamos el camino del amor y de la oración.

Por eso tiene pleno sentido el título que se ha dado a este libro que ofrecemos como subsidio para el Mes de María 2024: María, enséñanos a orar en comunidad”. Ella, que practicó la oración y manifestó actitudes tan hondas de confianza en Dios, de fe, de humildad y de disponibilidad a los caminos del Señor, tiene mucho que enseñarnos. Es una verdadera maestra” para nuestra oración personal y comunitaria. Su respuesta al Ángel que le revela los planes de Dios en la Anunciación es un modelo para toda oración cristiana: He aquí la servidora del Señor, que se haga en mí según tu Palabra”.

Si todos los años el Mes de María es una ocasión privilegiada de oración, con mayor razón debiera serlo esta oportunidad, pues estamos viviendo el Año de la Oración en preparación al Jubileo 2025, convocado por el Papa Francisco. Es un año dedicado a redescubrir el gran valor y la absoluta necesidad de la oración en la vida personal, en la vida de la Iglesia y del mundo” (Ángelus, 21 enero 2024), lo que no puede hacerse solo en la teoría, sino que requiere la práctica concreta y perseverante. Por eso ha dicho también Francisco que el Año de la Oración se ha planteado para recuperar el deseo de estar en la presencia del Señor, de escucharlo y adorarlo” (Carta al Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización, 11 febrero 2022).

Que el Mes de María 2024 sea, entonces, un espacio comunitario de oración y una invitación permanente a crecer en la oración personal, para proclamar con toda nuestra alma la grandeza del Señor y las maravillas que cada día hace en nosotros y entre nosotros.

Agradecemos a la Universidad Católica de Temuco a través de la coordinación de la Facultad de Ciencias Religiosas y Filosofía, por el apoyo en la elaboración de este material, junto al trabajo de los organismos de la Conferencia Episcopal.

Sergio Pérez de Arce Arriagada
Arzobispo de Concepción
Secretario General
Conferencia Episcopal de Chile