Durante el primer fin de semana del mes de octubre, en la Diócesis de San Marcos de Arica se celebra la fiesta religiosa de Nuestra Señora del Rosario de Las Peñas, en la quebrada de Livílcar, al interior cordillerano de Arica, en que peregrinos de Arica y Tacna, como sus alrededores y demás ciudades, vienen en camino a uno de los santuarios del que se puede llegar a él caminando entre la quebrada, en pleno desierto, cerca de veinte kilómetros, con fuerte sol por el día y abrazador frío por las noches.

Miles de peregrinos, entre ellos, promesantes, bailarines y músicos, acuden a la bendita imagen incrustada en la Roca de la quebrada de la que preside en el templo del Santuario. Tras horas de camino, los feligreses acuden hasta la imagen de la Madre que con los brazos abiertos recibe a sus hijos para ofrecerles a su Divino Hijo, Jesucristo. Durante la jornada de fiestas, por medio de los sacerdotes se va haciendo presente bendiciones a los peregrinos, sacramento de la confesión, además del Bautismo para los nuevos cristianos y celebración de la Santa Misa, en la que se va ofreciendo la vida en la peregrinación. Con todo, por testigo la bendita imagen de la Virgen que lleva la advocación del Santo Rosario.

Durante los días fiesta, el pueblo se llena de colores, música y vida con las muestras que cercanía a la Virgen que los miles de peregrinos manifiestan en medio de la fiesta; por ello, entre la danza, los cantos y el paso de los peregrinos, el pueblo en que se encuentra el Santuario toma otro tono ante la incalculable muestra de fe en la que las peñas de la quebrada se hace testigo de los miles que llegan de distintas latitudes. Basta con tan solo tenerla enfrente, que hace a los feligreses tener valor todo el sacrificio realizado que por horas acuden caminando, mirarle a los ojos les hace llenarse nuevamente de fortaleza para seguir el camino de la vida; derraman sobre ella lágrimas para dejar a sus pies todo quebranto, para regresar renovados a sus distintas realidades.

Durante todos los días de la festividad, los feligreses son acompañados por Mons. Moisés Atisha, Obispo de la Diócesis, en la que preside las principales Misa de la fiesta. Entre ella, la principal e importante celebración de Vísperas, haciendo evidencia que la fe en Dios hace posible llegar hasta donde uno no se imagina, pidiendo a todos los presentes un silencio orante, para hacernos testigos de como la quebrada abraza la fuerza de los presentes, que por medio de la Madre nos sabemos acogidos por quien nos recibe después de tanto sacrificio de camino, que con altos y bajos se va forjando la vida. Así con la presencia de veinticuatro bailes religiosas chilenos y peruanos, recibieron a la Madre y celebraron su fiesta con profundo fervor.

Este año, fueron los más pequeños de los distintos bailes religiosos que, desde la puerta del Santuario hasta los pies de la imagen de la Madre, llevaron consigo la corona de la imagen produciendo la alegría de los presentes al ver coronada a su Madre, como reina y soberana de los que acuden a ella, sus hijos. Así, la Virgen de Las Peñas causa alegrías y esperanzas nuevas para volver el camino, caminando de igual modo, para retornar a sus hogares hasta volver a verla el próximo año. Familias enteras que acudieron a sus pies, entre pequeños feligreses de meses de nacido, así como también ancianos que con fe no se queda en la ciudad, sino que después de las fiestas vuelven bendecidos.

Lindos son los momentos que los peregrinos que atesoran en el corazón tras vivir un año más su visita al bendito santuario, que a pesar exigir demasiados sacrificios, vale la pena definitivamente todo sacrifico que pone la vida en gratitud a Dios por una madre tan grande que nos acerca a su Divino Hijo, Jesús.

Fuente: Departamento de Comunicaciones San Marcos de Arica.
Arica, 10-10-2024