Este 10 de agosto en la Catedral San José de Melipilla, la comunidad católica se congregó para celebrar la Eucaristía en el Día de San Lorenzo Diácono, una ocasión propicia para agradecer a quienes han asumido el ministerio y servicio diaconal en la diócesis.
A las 12 horas -en una mañana luminosa de cielo azul y con un calor que atenuaba las bajas temperaturas matinales- en la Catedral San José de Melipilla, monseñor Cristián Contreras Villarroel, presidió la Eucaristía con los diáconos permanentes de la diócesis, a la que asistieron sus familias y fieles. Acompañaron al obispo los sacerdotes P. Alejandro Salazar, delegado episcopal para la Escuela de los Diáconos, el párroco de San Antonio, P. Vicente Véliz, y el P. Marco Antonio Torres, párroco de San Pedro.
Un homenaje a quienes han sido llamados al servicio de la palabra, el altar y la caridad
En la Misa, después de la homilía, se hizo un homenaje de reconocimiento agradecido a los diáconos que han servido a la diócesis por más de 25 años.
Don Cristián dijo en su homilía “Quiero expresarle mis gratitudes por todo el bien que procuran en la construcción de la Iglesia de todos los días. Los animo a seguir caminando con mayor confianza y con mayor fe. Para ello recibieron este don maravilloso del diaconado. San Pablo les dice: Porque el Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de sobriedad”.
Por la imposición de las manos el Espíritu de Dios habita en nosotros. Imposición de las manos en el bautismo, en la confirmación y en el sacramento del orden, en su caso del diaconado permanente. Esta es la fe que nos regala paz interior, serenidad y valentía.
Un llamado a renovación espiritual
Renueven la vida diaconal. No es ya su propia vida, sino la vida del Señor en ustedes. Debemos dejar de tal modo que el Señor vaya trabajando nuestra interioridad que en nuestro ministerio se transparente el “yo” del Señor Jesucristo. Como dice san Pablo: “soy yo, pero no yo; es Cristo quien vive en mi”. Esa conciencia debemos madurarla, profundizarla y renovarla día a día, especialmente en la participación eucarística. Por eso, son especiales servidor del altar del Señor.
Ustedes por la ordenación fueron llamados a ser servidores solícitos y ministros de la caridad. Los animo a que donde sea que ejerzan el ministerio se distingan por una especial predilección por los más necesitados, al igual que Cristo. Han sido configurados con Cristo servidor, ese es el significado de la expresión “diácono”, para hacer de las obras de misericordia un signo distintivo de su vida entera. Recuerden siempre en su solicitud diaconal a quienes Jesús llama bienaventurados en el sermón de la montaña.
Anunciar a Jesús con la vida
¿Cuál es nuestra misión? Dar testimonio del Señor Jesucristo: no hemos sido bautizados ni somos ordenados para anunciarnos a nosotros mismos: hemos recibido la gracia del Espíritu Santo para anunciar a Jesús con nuestra vida, para que todo el mundo sepa que está vivo y que tiene un Evangelio que es la mejor noticia que este mundo ha escuchado y jamás dejará de escuchar.
Después los exhortó con estas palabras: “no nos avergoncemos hermanos, del nombre del Señor. No lo callemos, no lo ocultemos, mostrémoslo con alegría sabiendo que con la vida del Señor le aportas fuerza y sentido a la sociedad en que tú vives. Y, si te llega la hora de sufrir por causa del Nombre del Señor - ¡bendito sufrimiento! – no te avergüences ni te acobardes: aprende del Apóstol San Pablo, de San Lorenzo diácono y mártir y, mejor, aprende del mismo Señor Jesús, que ha padecido por causa del Evangelio que nos anuncia, con la fortaleza de Dios.
En estos tiempos, el Señor sigue conduciendo la historia
Seguidamente, el obispo, señaló: “No vivimos tiempos fáciles porque nunca han sido fáciles. Cada tiempo tiene su gracia y su disgusto. Estos son tiempos en que cada uno piensa en sí mismo y menos en el bien de los demás. Tiempos de bonanza económica para muchos y de escasez para la inmensa mayoría. Tiempos en que muchos se atreven con la Iglesia, la vapulean; total, es gratis insultarla, desgraciadamente también desde personas consagradas. Tiempos en que se manifiesta una violencia juvenil muy agresiva. Tenemos un Chile donde se ha instalado el crimen organizado, la trata de personas y de mujeres; la lacra del narcotráfico; los espacios públicos tomados por delincuentes”.
Y agregó: “¡Si! y podríamos seguir, pero son los tiempos de Dios, en que El sigue conduciendo la historia y en que nos llama a un ministerio de servicio para hacer de estos tiempos difíciles; tiempos de gracia, tiempos de convivencia, tiempos de paz, pues la promesa de Dios jamás se deja de cumplir”.
Un especial forma de consagración que incluye a las familias
El obispo resaltó que el diaconado es una especial forma de consagración que la viven como hombres casados, padres, abuelos de familia. "¿Cómo no agradecer este don de Cristo a su Iglesia? ¿Cómo no agradecer a sus esposas e hijos; familiares y amigos; sacerdotes y religiosas que los han acompañado? Pienso en los hermanos diáconos que son viudos o viven momentos de dificultades" expresó Monseñor, entregando "mi bendición a todos Ustedes, sus esposas, hijos e hijas, familiares y amigos porque en ellos y en sus parroquias descubrieron el llamado del Señor".
Fuente: Obispado San José de Melipilla
Melipilla, 12-08-2024