Para este Domingo 14 de mayo de 2023, el pastor de la Iglesia en Melipilla ha dado a conocer un mensaje en que une esta celebración de la sociedad civil con la figura de la Virgen María, la madre que desde el cielo nos ampara y protege.
Las mujeres y la Virgen Santa
Pocas festividades logran tal grado de adhesión en los chilenos como el día de la mamá. Es una fiesta de la familia. Niños, jóvenes y adultos festejamos o recordamos a quienes nos han dado la vida, nos han proporcionado los cuidados para desarrollarnos y para transmitirnos el gran regalo que es la fe en Dios Padre, en su Hijo Jesucristo y en el Espíritu Santo. También nos enseñaron que la Virgen María es la madre que desde el cielo nos ampara y protege. Dice una de las más antiguas oraciones a la Virgen María:
“Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No deseches las oraciones de tus hijos necesitados. Líbranos de todo peligro. ¡Oh, siempre Virgen, gloriosa y bendita!”.
Escribo esta reflexión en el día de la Virgen de Fátima. La Virgen Santa que se apareció a unos pequeños pastorcitos y hoy son millones de peregrinos en Portugal y en el mundo católico que se acercan a Ella, porque la Santísima Virgen sabe de las alegrías y dolores de nuestra vida humana. Para María y José, no hubo lugar en la posada y el Niño Dios nació en un pesebre de animalitos; fue venerado por pastores marginales (cfr. San Lucas 2, 2-8 ss); tuvo que huir a Egipto porque el tirano de turno, Herodes, tenía miedo del recién nacido y mandó asesinar a los niños: son los santos inocentes (cfr. San Mateo 2).
Al presentar al Niño Dios en el templo, el anciano Simeón le profetizó acerca de Él: “será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón” (cfr. San Lucas 2, 34-35). Jesús de Nazaret fue “ninguneado”. Entre otras preguntas que hacen sus coterráneos está la protesta: “¿No es este el hijo del carpintero?” (San Marcos 6, 39). Pero una anónima mujer que lo escuchó, pronunció una bienaventuranza: “¡Dichoso el vientre que te dio a luz y los pechos que te amamantaron!” (San Lucas 11, 27). El mismo evangelista nos narra la visita de María a su prima Isabel que espera a Juan Bautista. Entra en la casa de Zacarías e Isabel, “llena del Espíritu Santo, exclamó a grandes voces: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. (...) En cuanto oí tu saludo, el niño salto de alegría en mi seno” (cfr. San Lucas 1, 39-56).
La familia de Belén, de Nazaret, de Galilea y la Virgen del Calvario, junto a otras mujeres y Juan, que acompañan a Jesús crucificado, no califica para los cánones de felicidad que la propaganda consumista nos muestra. En esta falacia televisiva, no hay vejez, no hay pobreza, no hay enfermedad, no hay niños sin familias o mujeres solas; solamente prosperidad, personas lindas, sanas, felices. Esa no es la realidad. No hay familias perfectas. María, José y el Niño Jesús, son la denuncia de la falsedad de la sociedad de consumo y de las tiranías contra los niños por nacer. Pero, ¿esto nos impide celebrar a las mamás o más ampliamente a las mujeres? Por ningún motivo.
Día de la Madre, de la mamá
Este Domingo, como sociedad civil, celebramos a las mamás con alegría y también con nostalgia cuando han fallecido. Es mi caso. Y en un contexto de tanta violencia contra las mujeres, de la explotación de las más vulnerables, asesinatos de mujeres, las más de las veces sin castigo a los cobardes agresores, es bueno rendir un homenaje a toda mujer.
Es claro que en nuestro pueblo la figura de la mamá es amada y venerada. Recuerdo que siendo niño habiendo sufrido un accidente corría llorando a mi mamá. Ella me acogía y yo reposaba mi cabeza en su vientre, el mismo que me había dado a luz. Sin embargo, a muchas sociedades parece no importarles mayormente la maternidad y convencen a muchas mujeres que un hijo es un estorbo. De hecho, a la familia se le exige todo, pero cuenta con pocos aliados. Un hijo esperado es un “embarazo”; cuando se habla de ayudar con subsidios económicos a las familias, los hijos son llamados “cargas familiares”.
La denuncia de un papa santo
San Juan Pablo II dijo: “En varias regiones del Continente americano, lamentablemente, la mujer es todavía objeto de discriminaciones. Por eso se puede decir que el rostro de los pobres en América es también el rostro de las mujeres (...). La Iglesia se siente obligada a insistir sobre la dignidad humana, común a todas las personas. Ella denuncia la discriminación, el abuso sexual y la prepotencia masculina como acciones contrarias al plan de Dios. En particular, deplora como abominable la esterilización, a veces programada, de las mujeres, sobre todo de las más pobres y marginadas, que es practicada a menudo de manera engañosa, sin saberlo las interesadas; esto es mucho más grave cuando se hace para conseguir ayudas económicas a nivel internacional” (Ecclesia in America, 45).
Existe algo igualmente preocupante con ensayos de cierta ciencia biológica que experimentan con óvulos de las mujeres. Súmese la práctica desnaturalizante de la maternidad con los vientres de alquiler y de la fabricación, ya en fase casi terminal de experimentación, de vientres artificiales. Cito: “la democracia liberal está a punto de realizar el eugenismo con el que soñaba el Tercer Reich” (Fabrice Hadjadj).
La mujer, la mamá en Chile
Celebrar el día de la madre debe significar también una voluntad en los responsables de los programas laborales, de salud, del mundo empresarial y de los programas de vivienda para que la mujer pueda cumplir su misión de una maternidad acogida por todos. La sabiduría de Dios contrasta con la “política” y muchos “programas” demográficos de este mundo. El pesebre es un grito profético de Dios a favor de la maternidad y de la vida. Los tiranos de toda época, como Herodes, no vencerán. El grito de los inocentes es más elocuente que el poderío humano y del feminismo radical pro abortista.
Defender y promover la vida, que esta sea acogida y se desarrolle armónicamente en la sociedad es responsabilidad de todos. Deseo fortaleza en el Señor y la Virgen Santa a todas las mujeres y mamás de nuestra diócesis; también a las mamás solteras, a las mujeres solteras, a las mujeres abandonadas y a tantas mujeres que por diversos motivos de la vida no han podido ser madres.
No olvidemos a las mujeres que han consagrado su vida al servicio de Dios: religiosas, laicas consagradas que ejercen una invaluable maternidad espiritual. El aporte del genio femenino, es decir, de toda mujer, mamá o no, seguirá siendo un regalo para la sociedad y la Iglesia.
DÍA DE LAS MADRES
Domingo 14 de mayo de 2023
+ Cristián Contreras Villarroel
Obispo de Melipilla
Fuente: Obispado de Melipilla
Melipilla, 14-05-2023
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