El pasado 15 de octubre, y bajo el lema: “Familia, semilla de un mundo Fraternal”, se realizó el IX Encuentro de pastoral familiar diocesana en la Escuela Nuestra Señora de la Guardia, en la comuna de Curacaví.
Después de 3 años sin realizarse presencialmente, llegaron más de 600 personas de todas partes de la diócesis, entre familias, abuelos, niños, religiosas, agentes pastorales y diáconos permanentes. Todo esto en un bello ambiente de fraternidad junto a nuestro Obispo don Cristian Contreras Villarroel y el Asesor Diocesano de la Pastoral Familiar, el Padre Alex Ponce.
“Tras este duro tiempo de pandemia al que nos hemos visto enfrentado, quisimos reunirnos en familia y con nuestras familias a agradecer al Señor y orar por quienes han experimentado angustias y sufrimientos durante este tiempo, dejándonos fortalecer por el encuentro, la oración y la vivencia de ser una gran familia diocesana”, explicó el Padre Alex Ponce.
“El principal objetivo fue ayudar a fortalecer lazos de fraternidad en las familias y ser semilla diocesana que aporte y testimonie signos de fraternidad y luz en estos momentos que nuestra sociedad chilena y el mundo lo requiere, queriendo hacer vida la enseñanza del Señor en el evangelio “Por sus frutos los conocerán”, agregó.
En la oportunidad se vivieron distintos momentos de reflexión y para compartir, uno de ellos fue la reflexión de una religiosa oriunda de Curacaví, la hermana María Morales, de la Congregación Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, quien resaltó el rol de la familia y cada uno de sus integrantes haciendo un paralelo con los árboles y el bosque, que desde una semilla germinan para dar cobijo y oxígeno al mundo.
También participó un matrimonio de la diócesis de Arica, Martín del Solar y Blanca Medrano, Directores de la Comisión Nacional de Pastoral Familiar, quienes asistieron al encuentro con sus tres hijos Bianca, Bárbara y Martín. Ellos, a partir de la invitación del Papa Francisco de “salir y ser semillas en el mundo”, compartieron su testimonio. Asimismo, contaron sobre su participación en la reciente III Asamblea Eclesial, en la que manifestaron hubo un diálogo abierto y horizontal.
Finalmente, la asamblea hizo procesión hasta un parque en que se ubica una gruta de la Virgen, donde se realizó una respetuosa y emotiva Adoración al Santísimo. También se leyó el envío misionero del Papa Francisco en el Encuentro Mundial de la Familia 2022, culminando con el lanzamiento de globos al cielo con los sueños y esperanzas de las familias presentes.
Nuestro Obispo don Cristián Contreras saludó, bendijo y exhortó a los presentes a cumplir su rol de cristianos en la convulsionada sociedad en que vivimos, además de participar activamente en los variados cantos, bailes y reflexiones compartidos.
En la oportunidad, el pastor recordó que en Chile, hace años, ha sido frecuente el debate público acerca de la calidad de la educación, afirmando que "a todos nos preocupa sobremanera la formación académica, humana y de los valores morales que reciben niños y jóvenes en el país. La discusión se ha centrado en temas como las materias de estudio, la infraestructura y las subvenciones escolares, sin embargo, creo que se ha puesto poca atención a uno de los actores principales para lograr una buena educación: la familia", agregando que "actualmente las dinámicas sociales más que fortalecer la familia y resguardarla como santuario de la vida, amenazan su estabilidad y poco contribuyen a que se desarrolle armónicamente. Esto más que ser una amenaza para los cristianos, ha de ser un enorme desafío en el que debemos ser luz en medio de las tinieblas".
Además, recordó que los matrimonios cristianos "están llamados a dar testimonio que su amor cimentado en Cristo persevera pese a los problemas y complejidades que enfrentan día a día", añadiendo por otra parte que en este contexto, los adultos mayores tienen mucho que enseñar y compartir a las nuevas generaciones: "Como nadie guardan historias llenas de riqueza que deben ser valoradas. A ellos, que dieron sus vidas por criarnos y educarnos, se les debe un gran cuidado y una especial atención. Ojalá podamos enriquecer nuestras vidas con los enormes tesoros que abuelos y abuelas llevan en sus corazones y que, no dudo, gustosos querrán compartir con quienes quieran escucharlos. Ellos han sido y siguen siendo grandes testigos y transmisores de la fe".
Fuente: Obispado Melipilla
Melipilla, 19-10-2022
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