Monseñor Ricardo Morales a los sacerdotes de la diócesis: "Ser artífices de fraternidad y consuelo, de paz y esperanza".
Misa Crismal se celebró en el Santuario de La Candelaria.
Con aforo restringido se celebró este Miércoles Santo, 31 de marzo, la Misa Crismal en la diócesis de Copiapó, presidida por el Obispo, Monseñor Ricardo Morales.
En su mensaje, el Obispo señaló que esta "austeridad litúrgica" es una forma de solidarizar "con tantos hermanos y hermanas nuestras que están sufriendo a causa de esta pandemia, que tengamos que limitarnos un poco, en nada se compara con lo mucho que llevan miles de familias sufriendo las consecuencias nefastas del virus, en sus vidas y en sus ingresos".
Al celebrar su primera misa Crismal como obispo en las actuales circunstancias, dijio que tuvo que comprender "que el Señor algo quiere decir con todo esto... Quizás convertirnos en una Iglesia, más “hospital de campaña”, más “ligera de equipaje” y menos instalada, menos “agencia de aduanas”, con menos privilegios y caminando más cerca de los que todo lo esperan del Señor".
Dirigiéndose a los sacerdotes, les dijo: "Tomando las palabras del Papa Francisco, que la unción sacerdotal nos vaya convirtiendo en Pan mientras ungimos el Pan cotidiano al consagrarlo en cada Eucaristía y al compartirlo solidariamente con nuestros hermanos. Que la unción sacerdotal nos vaya convirtiendo en hombres llenos de ternura, mientras ungimos con bálsamo el dolor de los enfermos. Que la unción sacerdotal nos libere de nuestros pecados mientras ungimos con el Espíritu del perdón los pecados de nuestros hermanos y les ayudamos a llevar su cruz. Que la unción sacerdotal nos vaya convirtiendo en luz del mundo mientras predicamos con unción el Evangelio como nos mandó el Señor enseñando a guardar todo lo que Él nos dijo". Invitó a cada uno a "ser artífices de fraternidad y consuelo, de paz y esperanza, pues es el Señor quien nos envía. Frágiles y vulnerables mensajeros, para que quede en evidencia que el importante no somos nosotros, sino el Señor".
"Les pido que me ayuden a ser obispo"
En sus palabras, don Ricardo agradeció a cada uno, por su trabajo y entrega, y por la acogida fraterna con que lo recibieron; a las religiosas, "su entrega y heroísmo hermanas, es ese bálsamo que sostiene y consuela a tantos y tantas, su presencia en campamentos y con los pobres, es reflejo de esa Iglesia que necesitamos seguir haciendo presente, en cada periferia de nuestro mundo". También a los diáconos, "por su silenciosa entrega y trabajo acompañando comunidades y haciendo presente el Reino de Dios en tan variadas realidades".
"Gracias finalmente a tantos laicos y laicas que he podido conocer en estos meses, a pesar de cuarentenas, cordones sanitarios, aforos y distanciamientos físicos. No han sido obstáculos para que nos podamos sentar en una mesa, a compartir la vida y el pan, desde, por ejemplo, Chañaral, pasando por Los Loros y terminando en Huasco Bajo", dijo el Obispo. "Familias, catequistas, agentes pastorales, hombres y mujeres que aman a su Iglesia y que me han contado esa Iglesia que sueñan, donde nadie se sienta mejor o peor que otro, donde la mayor dignidad sea el servicio y donde todos tengan voz. Humildemente les pido, que me ayuden a ser obispo de esta tierra de Atacama, no me entregaron un manual de instrucciones, quiero aprender desde sus experiencias y sueños, aquello que el Señor quiere para esta diócesis".
La misa se celebró excepcionalmente en la explanada del Santuario de La Candelaria, por razón del aforo, y solo pudieron asistir quince sacerdotes más el Obispo, Se invitó también a la Hna. Beatriz Garrido, responsable de la parroquia Nuestra Señora de Loreto de Tierra Amarilla, representando a la vida religiosa. Como es tradicional, los sacerdotes renovaron sus promesas sacerdotales. También se bendijeron los óleos y el santo crisma, que luego se usan en las distintas parroquias, para los sacramentos del bautismo, la confirmación y la unción de los enfermos.
Fuente: Comunicaciones Copiapó
Copiapó, 01-04-2021