Después de dos semanas de misión en Carahue culmina el trabajo de evangelización que la VPU realizó durante los cuatro últimos años en la comuna de la Novena Región del país.
"Este año teníamos un desafío doble en las misiones que realizamos en Carahue. Por un lado era acompañar por cuarto y último año a varias comunidades del campo, pero también estaba el desafío de acompañar a las comunidades del pueblo mismo, lo que era algo muy anhelado por el párroco de Carahue y que este año pudimos cumplir”. Con estas palabras define el Padre Andrés Moro, Vicario de la Pastoral Universitaria de Santiago el desafío que significó realizar por cuarto año consecutivo las misiones solidarias universitarias en la Parroquia San Pablo de Carahue.
Hasta Carahue -cuyo nombre quiere decir en mapuche “donde hubo un pueblo” en alusión a que aquí estuvo la ciudad de Imperial-, llegaron cerca de cincuenta estudiantes de educación superior de Santiago agrupados por la Vicaría Pastoral Universitaria quienes fueron desde el 16 al 28 de enero misioneros en nueve comunidades campesinas y mapuches y en diez comunidades urbanas. A ellos se les sumó un grupo cercano a los cincuenta misioneros pertenecientes a la Parroquia San Pablo de Carahue que acompañaron el trabajo realizado en las diez comunidades del pueblo.
Las actividades de las misiones Carahue 2006 comenzaron en Santiago con la participación de los misioneros en los talleres de la escuela de verano de la Vicaría Pastoral Universitaria realizados durante la primera quincena de enero y con la jornada y retiro para los participantes realizados en el Santuario de San Alberto Hurtado. A la llegada a Carahue, el día 17 de enero, los misioneros fueron enviados a las distintas comunidades de la comuna que serían misionadas. En total fueron 19 comunidades eclesiales.
El camino de fe
Culminando un trabajo misionero de tres años consecutivos realizado en la comunidad rural de El Chilco de la comuna de Carahue, la egresada de Derecho de la Universidad de Chile Ingrid Henríquez llegó hasta esa comunidad junto a otros dos misioneros. Para ella, este año era un cierre a toda la misión por lo que era necesario reunir todos los elementos que habían rescatado en los años anteriores de la comunidad. “El primer año que fui a misionar a El Chilco me preocupé de conocer, luego de establecer confianza entre ellos y nosotros y el objetivo de este tercer año era entregar elementos para que la comunidad de fortaleciera y siguieran con su camino de fe de manera autónoma”
¿Qué fue lo mejor de la misión de este año en El Chilco?
"Lo mejor fue la comunidad, la acogida y el cariño de la gente. También la posibilidad de ver a Cristo en el rostro de los habitantes de la comunidad, es decir, en cada casa de la comunidad nos encontrábamos un rostro distinto de Cristo. Espero ahora que efectivamente puedan seguir fortaleciéndose como comunidad y puedan construir su capilla y que sean una comunidad más educadora en la fe. Allá hay mucha sed de Dios, la gente cree en Dios pero se están acercando a los evangélicos porque encuentran en ellos mucho más apoyo, entonces la idea es que la misma comunidad pueda fortalecer educándose en la fe y acompañándose ya que es una comunidad muy sola porque el Padre los visita solo una vez al mes y en invierno es muy difícil que pueda visitarlos por el mal estado en que se mantienen los caminos".
Uniendo mundos
Por su parte David Neira (20), estudiante de Bioquímica en la Universidad de Chile, y que misionó en la comunidad rural y netamente maderera llamada ‘La Cabaña’ siente que las misiones 2006 fueron “Una experiencia muy linda y distinta a la anterior. La gente es muy amable y con muy buena disposición. Por eso espero que la comunidad se una más, que no tengan conflictos entre vecinos".
Añade, "la gente de la comunidad es muy creyente, lo único que les falta es alguien que los incentive". Dice que la gente se mostró siempre muy contenta con la llegada de los misioneros y que vivieron este tiempo "como una fiesta, ya que disfrutaron y participan de las actividades que realizamos. Nosotros pudimos ver en ellos la presencia de Dios y también la vimos en la naturaleza, en los gestos, en el ambiente y en los niños”, sostiene David.
Para una comunidad viva
La estudiante de cuarto año medio Romina Álvarez (17) participó también en las misiones de la Vicaría Pastoral Universitaria y fue misionera junto a otros dos jóvenes en la comunidad urbana llamada Santísima Trinidad. Para ella ésta fue su primera experiencia como misionera que, como dijo, la dejó marcada para toda la vida.
“Esta fue la primera vez que participo en misiones y fue una experiencia muy linda, una experiencia inolvidable porque que la gente abra la puerta de su casa y también su corazón es super gratificante y eso no se olvida con facilidad”.
¿Qué fue lo más difícil de tu primera experiencia misionera?
"Lo más difícil de esta experiencia fue que hubo veces en que organizábamos talleres y la gente no llegaba, ahí se nos apagaban los ánimos y me cuestionaba el trabajo que estábamos realizando. Con el tiempo la comunidad empezó a participar y también nos empezaron a tomar cariño a nosotros. Por eso lo más gratificante fue conocer a la gente de la población, conocer su humildad, su sencillez, tuvimos una relación muy grata, nos invitaban a sus casas, tomábamos once y compartimos harto".
¿Qué esperas que produzcan las misiones en la comunidad que visitaste?
"La comunidad en que misionamos estaba como agonizando, no se juntaban ni hacían nada. Yo creo que con estas misiones se les va a afirmar un poquito más la fe, nosotros los incentivamos a que se siguieran reuniendo y les aportamos el entusiasmo y esperamos que vuelvan a ser una comunidad motivada y participativa".
Finaliza una étapa
Este año se puso fin a cuatro años de misión en las comunidades campesinas de Carahue y ahora último también en las comunidades urbanas. El Vicario Andrés Moro dice estar satisfecho con el trabajo realizado durante estos años por los jóvenes que participaron de las misiones
¿Qué frutos van a tener estas misiones en Carahue?
"El párroco de Carahue decía que ya se notaba un florecimiento y una renovación de las comunidades y un aumento en el ánimo de los animadores de las comunidades rurales y las del pueblo que muchas veces se sienten decaídos porque sus comunidades no les responden. Creo que ha sido una muy buena experiencia de confianza en Dios y también de eclesialidad, de trabajar juntos".
¿Qué se viene en terminos de misiones para la Vicaría Pastoral Universitaria en los próximos años?
"Hemos hecho un camino de misión rural durante muchos años. Primero en la Parroquia San Francisco de Villarrica y ahora en la Parroquia San Pablo de Carahue, ahora tenemos que discernir, hay caminos nuevos, distintos lugares de Chile donde hay posibilidades de misionar y también está la posibilidad de hacer una gran misión urbana en el mismo gran Santiago.
Fuente: VPU
Santiago, 31-01-2006