Saludos en el Día de la Madre

Saludos en el Día de la Madre

Monseñor Cristián Contreras Villarroel, Obispo Auxiliar de Santiago, y el Padre Jaime Fernández, dirigieron sendos saludos a las madres de Chile, con motivo de celebrarse el domingo 8 de mayo el Día de Madre.

 
Lunes 09 de Mayo de 2005
El saludo de Mons. Contreras fue publicado por el diario El Mercurio (domingo 8): en tanto, el mensaje del Vicario para la Familia fue publicado por La Nación (viernes 6), La Tercera y Diario Siete ( domingo 8)

A continuación los textos de ambos mensajes:

Mensaje de Monseñor Cristían Contreras Villarroel
Mujeres madres

Pocas festividades logran tal grado de adhesión en los chilenos como el día de la Madre. Se ha convertido en una fiesta de la familia y se celebra con alegría y también con nostalgia, cuando no se la tiene a su lado.

Es claro que en nuestro pueblo la figura de la mamá es venerada. Sin embargo, a muchas sociedades parece no importarles mayormente la maternidad. Sobre esto reflexionó el Papa Juan Pablo II: “En varias regiones del Continente americano, lamentablemente, la mujer es todavía objeto de discriminaciones. Por eso se puede decir que el rostro de los pobres en América es también el rostro de las mujeres (…). La Iglesia se siente obligada a insistir sobre la dignidad humana, común a todas las personas. Ella denuncia la discriminación, el abuso sexual y la prepotencia masculina como acciones contrarias al plan de Dios. En particular, deplora como abominable la esterilización, a veces programada, de las mujeres, sobre todo de las más pobres y marginadas, que es practicada a menudo de manera engañosa, sin saberlo las interesadas; esto es mucho más grave cuando se hace para conseguir ayudas económicas a nivel internacional” (Ecclesia in America, 45).

Celebrar el día de la madre debe significar –además de una fiesta familiar- también una voluntad en los responsables de los programas de salud, del mundo laboral y de los programas de vivienda para que la mujer y la familia puedan cumplir su misión de una maternidad acogida por todos. El Niño Dios nació en un pesebre, acogido por animalitos y venerado por pastores marginales. Es la sabiduría de Dios que contrasta con la “política” y muchos “programas” demográficos de este mundo. Un grito profético de Dios a favor de la maternidad y de la vida.

Defender y promover la vida, que esta sea acogida y se desarrolle armónicamente en la sociedad es responsabilidad de todos. Deseo bendición y salud a todas las mamás de nuestra patria. También a las mujeres que por diversas circunstancias no han podido ser madres. El aporte del genio femenino, es decir, de toda mujer, mamá o no, seguirá siendo un regalo para la sociedad y la comunidad eclesial.

+ Cristián Contreras Villarroel
Obispo Auxiliar de Santiago


Mensaje del Padre Jaime Fernández
Un saludo a las mamás del Vicario para la Famila

En el día en que recordamos especialmente a nuestras madres, quisiera hacer llegar un saludo afectuoso y los mejores deseos de bendición a todas las mamás.

Cada año hacemos consciente el profundo significado de la figura materna en la sociedad y en la vida de cada uno. Es el momento de agradecer al Señor por haber vivido en forma personal la experiencia de la inmensa capacidad de amor que Él depositó en el corazón de cada mujer.

Con ese don de Dios ella puede ofrecer a sus hijos un amor gratuito e incondicional que se transforma en su primera y fundamental fuente de alegría. El amor materno es lo que más se aproxima en la tierra al amor de Dios. Sabemos que para que cada persona descubra su dignidad, para que se sienta única y valiosa, debe experimentar primero ese tipo de amor. Un amor que no tiene ninguna otra razón que el ser amado, que no se preocupa de riquezas, títulos, influencias etc.

Ese es el tipo de amor que experimenta el niño de su madre. Es la bienvenida de Dios a su nueva criatura. A ese niño, antes de tener bienes propios, cuando sólo experimenta necesidades, la madre lo ama con un amor incondicional. Esta es la primera escuela de dignidad de cada ser humano y el primer impulso para aprender a amar. Entre caricias y juegos, le enseña a hablar y caminar y lo abre a un mundo acogedor como don de Dios.

En esas tareas sencillas y cotidianas, va moldeando su corazón de niño. Tal vez, sin darse cuenta, está mostrando el rostro de Dios. María es el modelo universal de las mamás.

Por esa razón, del corazón creyente de quienes siguen al Señor Jesús brota una hermosa oración a la Madre común de todos nosotros: “Aseméjanos a ti, y enséñanos a caminar por la vida tal como tú lo hiciste: fuerte y digna, sencilla y bondadosa, repartiendo amor, paz y alegría”. Invocando la protección de María para todas ustedes las bendice

P. Jaime Fernández M.
Vicario para la Familia
Arzobispado de Santiago

Santiago, 09-05-2005