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Opinión / Cartas al Portal


Primer año gestión monseñor Ezzati. Opinión de una oveja del rebaño de la arquidiócesis

Estuve compartiendo la Eucaristía con los presentes en la Catedral de Arzobispado de la Santísima Concepción. En ella festejamos y le dimos gracias al Señor por la venida desde hace un año del Obispo Ricardo Ezzati, a quien se le conoce, en la actualidad, como "El gran obispo mediador del Buen Pastor Jesús".

Algunos de los signos que llaman mi atención dentro de una misa son las lecturas. Hoy, divinamente, coinciden con lo que le ha ocurrido mientras desarrolló su gestión pastoral desde hace un año, precisamente situadas por nuestro Padre: me refiero Núm21, 4-9, en la Primera Lectura.

Su año ha sido colmado de retos, jamás se atemorizó frente a estos conflictos vividos en la zona de Concepción y Arauco. Recordemos, fueron bien complicados tales casos: laborales (trabajadores forestales y la empresa Bosques Arauco, Bellavista Tomé y de derechos humanos (Chepa) pueblo mapuche.

Sin embargo, sus mediaciones llevaron improntas de racionalidad y responsabilidad, dadoras de luces entre oscuros pasajes donde los actores en conflicto no hallaban soluciones dignas y existía la desesperanza.

No obstante, se me viene a la mente que este servidor de la Iglesia alguna vez comentó que los desafíos serán, continuamente, grandes oportunidades que el Señor pone en el camino para dar saltos de calidad, de mayor entrega, de santidad, de mayor confianza en los dones que el Señor distribuye en todos los hermanos, distinguiendo nosotros con su ejemplo que para actuar hay que atreverse y que se puede si fijamos los ojos en Jesús al hacerlo.

Llevo 10 años activa eclesialmente, sin embargo a él, desde un principio, lo noté distinto, de sensibilidades cristianamente reales y cálidas, de actitudes semejantes a las que quisiera una para obrar con el Padre cuando vive su fe, y la hace vida y les aseguro no me he equivocado.

Recuerdo haberle escrito un par de cartas diciéndole mi parecer acerca de la mujer y su entorno. Pues, contestó, no tuve filtros y censuras, él mismo de puño y letra se dio tiempo para darme su parecer.

Eso marca, visualiza que puedes ser acompañada en tus inquietudes y exponerlas a tu Pastor, un hombre que se hace cargo, que reconoce y recoge a sus ovejas extraviadas, se las sube al hombro, y que se pone feliz de llevarlas y más aún por encontrarlas.

Podemos claramente oír su voz y reconocerla, si hay diferencias hay diálogos, hay tiempo, lleva la luz a nuestras oscuridades del camino. Este hombre dignifica al Padre, misericordia de Dios. Nos recalca una y otra vez que el amor de Dios es para todos, no para los muchos buenos, sino para todos.

Agradezco a nuestro Señor, porque claramente lo sentimos verdaderamente hermano, encauzador de caminos que conducen a la búsqueda de un Cristo entregado a su voluntad para llegar a ser constructores del reinado de la justicia para el hombre y su liberación, en la Justicia verdadera paz que necesitamos hoy que Dios la da si ponemos sabiduría a los oídos del corazón.

Un Pastor mediador que no deja de lado la realidad social, estudia, discierne, se docilita al Espíritu Santo que lo lleva hacia la conversión del Cordero de Dios, cuerpo de Cristo, animador del diálogo fraterno manifestando concretas soluciones y no voladeros de esperanzas superfluas.

Se la juega por el injusticiado. En la homilía agradeció sencillamente nuestra presencia y oraciones. Nos dice nuevamente que vive feliz acá, que ruega por nosotros y que continuemos orando para que su conducción sea señal de un Dios liberador; como hijo, hermano y Pastor de corazón abierto, de mano extendida y enjugador de lágrimas que infundan Esperanza. Semilla de Dios.

Cristo, Don del futuro y del presente para todos, especialmente los in justiciados, los alejados de Dios, los marginados y violentados, etc. La palabra de Dios, es simplemente liberadora que pretende encarnarse en nosotros para el bien comunitario, somos necesitadores de esa paz y justicia.

Divisar las huellas del camino de un Cristo redentor es señal de vida abundante de la pascua del Sr. en nosotros sin acomodillos. Nos insta a que desde nuestras cruces brotemos vida a la humanidad, que seamos más seguros de este Cristo traspasado y levantar la mirada a quien ha sido traspasado por nuestro desamor.

Gracias Monseñor por ser nuestro cayado.

Carol Crisosto Cádiz
Comunidad SSCC Concepción