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Opinión / Cartas al Portal


Seguir admirando a España

Sin desconocer todas las riquezas culturales, artísticas y religiosas recibidas desde España desde los inicios de nuestra historia no deja de admirarnos como un pueblo causa la muerte de sus propios hijos. La “legalización del aborto” o la “interrupción voluntaria del embarazo” como se le llama hoy en día para evitar mayores conflictos de conciencia no puede acallar el “grito silencioso” de miles de hijos que no llegan a nacer a causa del aborto. Es decir, del asesinato de un ser indefenso que tiene un derecho humano originario a la vida. Fundamento de todos los demás derechos humanos. Pero la realidad nos muestra con tristeza que las cosas son diametralmente opuestas y el Instituto de Política Familiar (IPF) denuncia los casi cien mil abortos que se realizaron en España durante 2005 a través del informe “Evolución del aborto en España: 20 años después. 1985-2005) Asimismo, el IPF dio a conocer mediante un comunicado que en España cada día se producen 260 abortos, es decir, un aborto cada 5,5 minutos; y que para este año se "superarán ampliamente" los 100 mil abortos y se llegará al millón de abortos practicados desde que este homicidio fuera legalizado en 1985. Al informar también que uno de cada seis 6 embarazos termina en aborto, el IPF resaltó que "España se ha convertido en el paraíso de los centros de abortos debido a la falta de control de las administraciones, las ambigüedades de las leyes y la falta de escrúpulos de estos centros". De igual modo criticó al Ministerio de Sanidad ya que éste "no ha emprendido ninguna acción" para detener esta "situación de auténtica catástrofe", pues "El Ministerio ni siquiera ha dado a conocer los datos de las defunciones por aborto correspondientes al año 2005", denunció. A juicio del IPF, Sanidad debe reorientar su política de salud y sexualidad para parar o disminuir el incremento de abortos. No queremos para Chile la legalización de un genocidio de tal magnitud. La defensa del derecho a la vida seguirá siendo en cualquier rincón de la tierra la base fundamental del desarrollo de una verdadera democracia en cuanto se defiendan los derechos humanos más esenciales. De lo contrario nos engañamos y destruimos nuestra propia convivencia pues no se respeta lo que es fundamental: el derecho a la vida.

Pbro. Francisco Javier Astaburuaga Ossa
Doctor en Derecho Canónico
Pontificia Universidad Lateranense de Roma