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Opinión / Cartas al Portal


Formación y Testimonio

Se ha planteado repetidas veces de "decadencia valórica". Simplemente, la formación de los jóvenes es pésima. El Papa ha dicho recientemente que el cristianismo es una forma de vida que opta por la verdad, la justicia y el amor y no es un conjunto de prohibiciones y que el tema central de nuestro tiempo es la mala educación.

Acepto que debatir desde la fe con el no católico puede ser como el diálogo entre el humano y el marciano que relata Ray Bradbury, pero ni siquiera entre quienes nos decimos católicos hay claridad sobre el derecho a la vida y sobre la salud del alma y su relación con el levonorgestrel.

Frente a quienes no comparten nuestra fe, debemos no tanto hablar, sino testimoniar coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. ¿Cuántos colegios que dicen tener principios cristianos realmente forman a los jóvenes para ser buenos y justos y no son simplemente centros de entrenamiento para la PSU?

¿Cuántos vamos a misa dominical? ¿Cuántos hacemos de nuestra vida una acción de gracias? ¿Por qué después de eucaristías en la zona oriente de Santiago, minutos después de la bendición hay bocinazos para llegar antes a ver la teleserie de moda?

Esa tarea, ese apostolado, no es privativo de la jerarquía eclesiástica. Cada laico también es Iglesia. Cada uno de nosotros debe ser capaz de que el mensaje del Evangelio reencante a una sociedad que da la espalda a Dios porque es más cómodo para tratar a las personas como bienes de consumo o mercancía de trabajo, o, peor aún, para desecharlas en políticas estatales que sólo son progresistas hacia la muerte.

Paz y bien.

Rodolfo Arredondo, ofs.
11.366.036-8