Hemos finalizado la espera, la Cuaresma, la preparación hacia nuestra gran fiesta de Resurrección.
¿Qué signos habremos hecho cada uno de nosotros en esta espera para ofrecerle a nuestro Creador?
Algunos con seguridad dejaron de fumar en estos 40 días, otros habrán optado por no ingerir bebidas alcohólicas, y así cada uno de nosotros ofreció algún sacrificio. ¿Para qué, preguntaron algunos escépticos o incrédulos?
La respuesta está en el fondo del Misterio que hemos vivido este fin de semana, en torno a la Pascua de Nuestro Señor Jesucristo, su muerte y resurrección. No sé si le habrá impactado a usted, estimado lector, la película “La Pasión” de Mel Gibson, es cierto, es cruda, es sangrienta, pero es lo mas cercano a la realidad que se ha producido, por lo tanto las escenas que vimos fueron reales. ¿Hemos pensado sólo en dolor físico de una corona de espinas?, por colocar el ejemplo mas fácil; debe ser terrible. Si este dolor lo multiplicamos por 10, la verdad es que, lo que a Nuestro Señor le tocó sufrir, tiene que haber sido horrible y todo fue por amor a nosotros, para que tuviésemos la Nueva Alianza, entre Dios y nosotros, que nuestro Creador quiere.
Por lo tanto, cada sacrificio hecho en esta cuaresma, es una semilla de mostaza, al lado de este gran sacrificio de Jesucristo, nuestro Señor.
Escuchando la homilía de la Vigilia Pascual, el sacerdote de nuestra Parroquia, nos hablaba de la alegría de vivir esta Pascua de Resurrección, y de la fuerza de convencimiento que debemos tener cada uno de nosotros, para Evangelizar a quienes lo necesiten, porque un Cristiano triste, es un pobre cristiano que no convencerá a nadie para que lo sigan.
Pienso que nuestra actitud de hoy en nuestra Iglesia, debe ser la que se encuentra desarrollando las fichas para la V Conferencia Episcopal Latinoamérica y del Caribe, a desarrollarse en Brasil en Mayo del 2007.
Una Iglesia participativa a todos los niveles, una Iglesia Juvenil y Misionera, una Iglesia comprometida con los más necesitados, una Iglesia moderna de acuerdo a los tiempos que estamos viviendo. Ésta es la Iglesia que Dios quiere para dar respuesta al sacrificio de su Hijo en la Cruz.
Que esta Resurrección de Nuestro Señor nos empape de la alegría de vivir, de la alegría de poder decirle: Gracias Señor por que hoy me he vuelto a levantar y veo la naturaleza que tu creaste, Gracias Señor porque escucho los pájaros cantar, y que con su trinar me llaman a la contemplación de la aurora, Gracias Señor por que tengo un trabajo estable que me permite el sustento de mi familia, gracias Señor porque tengo dos pies para poder caminar junto a tu huella, gracias Señor porque tengo dos manos para ayudar a mi prójimo.
Que este tiempo Pascual, que apenas son 50 días, no pase desapercibido, que no sea un tiempo como cualquier otro, que no me encuentre con mi mismo espíritu de reclamo, de mala educación, de falsedades, de egoísmos, de todas las cosas negativas que a diario tenemos, sino que por el contrario, hagamos de estos 50 días un tiempo gozoso a la espera del Espíritu Santo, solo así daremos sentido al Tiempo Pascual.
Jaime Ocaranza Yñesta
RUT: 3.639.362-9
Estudiante Escuela del Diaconado