El padre Segundo Galilea, gran teólogo y predicador de retiros espirituales, ha partido a la casa del Padre Dios y goza ya de la gloria y la paz eterna. Sus funerales han sido muy especiales, pues no todos los que deseábamos estar, hemos podido llegar. Y quizás muchos no supieron de su repentina muerte. Como hombre de Dios y entregado al servicio de la Iglesia con el testimonio de una vida sacerdotal llena de riquezas humanas y espirituales ha dejado una huella en la Iglesia con la sencillez de su vida. Como hermano en el sacerdocio me uno a la oración de tantos que le hemos conocido y escuchado. Muchas gracias padre Segundo. Mil veces muchas gracias por su entrega sacerdotal, por sus incansables viajes por el mundo dando retiros y por su valiente testimonio como misionero en Cuba.
Pbro. Francisco Javier Astaburuaga Ossa