Iglesia.cl - Conferencia Episcopal de Chile

Opinión / Cartas al Portal


La dignidad ofendida

Sin lugar a dudas la Carta del Papa a los católicos de Irlanda constituye un camino de esperanza para sanar las heridas de todos aquellos niños y jóvenes abusados y que han sido ofendidos en su dignidad. En este sentido el Santo Padre con claridad y determinación llama a “reparar las injusticias del pasado… conforme con las exigencias de la justicia y las enseñanzas del Evangelio”. Y señala: “En varias ocasiones, desde mi elección a la Sede de Pedro, me he encontrado con víctimas de abusos sexuales y estoy dispuesto a seguir haciéndolo en el futuro. He hablado con ellos, he escuchado sus historias, he constatado su sufrimiento, he rezado con ellos y por ellos”.

Este es el testimonio veraz de un padre que como un Buen Samaritano acoge y dignifica las heridas sufridas por aquellos que han quedado a la orilla del camino con sus penas, dolores y angustias ante los abusos padecidos. Por eso con plena convicción y seguridad llama a que “los principios de justicia sean plenamente respetados y, sobre todo, para curar a las víctimas y a todos los
afectados por estos crímenes atroces". Y dice con valentía y dolor: “Sé que nada puede borrar el mal que habéis soportado. Vuestra confianza ha sido
traicionada y violada vuestra dignidad. Muchos de vosotros han experimentado que cuando tuvieron el valor suficiente para hablar de lo que les había
pasado, nadie quería escucharlos”. Y nos enseña que Jesucristo “entiende la profundidad de vuestro dolor y la persistencia de su efecto en vuestras vidas y vuestras relaciones con los demás,…”. Por lo tanto, nos exhorta a cooperar con “los tribunales debidamente constituidos”, no sólo aplicando las normas ya existentes del derecho canónico sino que también con los Tribunales Ordinarios de Justicia llamados a juzgar sobre estos graves delitos. Estas palabras de consuelo y cercanía para con las víctimas ayudarán a sanar y restituir la
dignidad de los que han sido ofendidos. Y abrirá las puertas del perdón, la conversión y la caridad porque se ha hecho justicia con aquellos que son los predilectos del Señor, pues el testimonio de miles de sacerdotes, testigos fieles de su ministerio y respetuosos de la dignidad humana con la compañía maternal de la Virgen María sanará las heridas, restablecerá la justicia y hará brillar la caridad.

Pbro. Francisco Javier Astaburuaga Ossa
Doctor en Derecho Canónico