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Opinión / Cartas al Portal


Terri Schiavo y Eluana

1.- Más que el debate por la vida o muerte de una paciente, éste es un debate por la eutanasia. Es importante recordar que la eutanasia significa hacer algo activa o pasivamente con el claro fin de matar a un sujeto. Terri, por ejemplo, no tuvo máquina especial alguna, ella se alimentaba por un tubo en el estómago que muchos pacientes con cáncer cargan discretamente debajo de la ropa, un dispositivo que no causa muchas molestias y permite nutrir a la persona. Igual que Eluana. Agua y alimentos no son considerados "medios extraordinarios". En este caso también queda claro que aunque Terri tuviera un "estado vegetativo persistente" ésta complicación médica no es fatal. La muerte no es inminente y la expectativa de vida es larga. Terri sobrevivió por quince años hasta que se la asesinó con autorización "judicial". Eluana ha sobrevivido por 17 años.
2.- Al justificar la muerte de Terri como legal y justa ? tal como se pretende con Eluana - queda sólo un paso muy pequeño para aprobar la eutanasia de un comatoso, un demente, un paralítico y así sucesivamente. Este principio llamado el de la "pendiente resbaladiza" se cumple en todo el mundo cuando la "cultura de muerte" -como la llamó el Papa Juan Pablo II- empieza a destruir nuestros principios morales paso a paso. Lo mismo ocurrió en Holanda, donde la eutanasia se legalizó para pacientes con cáncer terminal. Luego las cortes se volvieron más flexibles y ahora se permite la eutanasia a personas deprimidas sin ninguna enfermedad terminal o incluso para recién nacidos con alguna malformación. Los holandeses legalizaron la eutanasia en 1981. Los médicos, en ese país, comenzaron a interrumpir el agua y los alimentos para tales pacientes. Sin embargo, pronto advirtieron que estos morían con lentitud, dolorosamente, situación que era psicológicamente tensionante para los familiares y el personal médico, además de costosa. "¿Por qué torturarlos? Si nosotros los estamos matando, ¿por qué no hacerlo rápidamente y sin dolor?", dijeron. Y a partir de este razonamiento los médicos holandeses empezaron a usar inyecciones letales (y los jueces toleraron esta práctica). Los datos relacionados con el tema no son exactos debido a variaciones en la frecuencia con que se los informa o no, pero se acepta que en 1986 los médicos mataron de 5.000 a 20.000 personas sobre un total de 120.000 muertes.
3.- La Asociación Holandesa de Pacientes publicó una advertencia en la prensa señalando que, en muchos hospitales, se estaban matando pacientes sin la voluntad o el conocimiento de ellos, o sin que sus familiares lo supieran, y aconsejaban a los pacientes y sus familias que preguntaran cuidadosamente acerca de cada etapa del tratamiento, y en caso de duda, que consultaran con un experto digno de confianza que no perteneciera al plantel del hospital. (cf. R. Fenigsen, "Involuntaiy Euthanasia in Holland", Wall St. Jour., sept. 30, 1987). La vida de Terri Schiavo era tan valiosa como la vida de cualquier político, deportista famoso o cualquiera de nosotros. Igualmente lo es la vida de Eluana.

Pbro. Francisco Javier Astaburuaga Ossa
Doctor en Derecho Canónico