Cansado de tanto oír repetir en los medios de comunicación social que el aborto es un derecho de la mujer, me he decidido a escribir estas líneas.
Pienso que los cristianos debemos manifestar nuestras convicciones urbi et orbi, a tiempo y a destiempo. No es aceptable que permanezcamos callados frente a tan flagrantes sin sentidos.
Se repiten en Chile los mismos argumentos falaces que se han usado en otros países para promover y legalizar el aborto.
Entre ellos destaca la afirmación de que la mujer tiene derecho a disponer libremente de su cuerpo.
Se parte de una concepción equivocada del derecho sin meditarse lo que este es. Así, por ejemplo, se dice en la enciclopedia Wikipedia: "El es un orden normativo e institucional de la conducta humana en sociedad inspirado en postulados de justicia y certeza jurídica”, en otras: “: son libertades individuales o sociales garantizados por la máxima ley, con el fin de protección y seguridad a todos...”
Se ha reflexionado mucho sobre la naturaleza del derecho y las diferentes concepciones existentes. Ferrater Mora, en su diccionario de filosofía, nos propone una buena síntesis. Nos quedamos con que es más que un conjunto de normas o reglas sociales de convivencia, que hay algo más profundo y trascendente que dice relación esencial con el ser hombre, su humanidad y la justicia.
No hay que olvidar un elemento básico en todo derecho referido a la convivencia en sociedad: los derechos de uno terminan donde comienzan los del otro.
También hay que retener que la libertad tiene límites y conlleva la ineludible responsabilidad por lo que se hace o se deja de hacer.
Es cierto que uno es dueño de su cuerpo y tiene derecho a hacer mucho con él pero este hacer tiene sus límites: el suicidio, la automutilación, etc.
El derecho a disponer del propio no otorga derecho para disponer del cuerpo del otro por muy que esté dentro del suyo.
El aborto implica una grave violación de los derechos de otro: se asesina la criatura – el ser humano - que la mujer lleva en su vientre. El derecho a disponer del propio cuerpo puede ser válido en muchas circunstancias pero no cuando está de por medio la vida de otro, este es su límite ineludible.
También hay que retener que la mujer embarazada ya dispuso de su cuerpo y debe asumir responsablemente las consecuencias de su acto. Hace excepción el embarazo procedente de la violación pero este hecho no justifica el aborto: sería permitir agregar un crimen – asesinato – a un delito.
Un feminismo mal entendido ha dado origen a considerar como un derecho absoluto de la mujer disponer de su cuerpo.
Dr. Pedro Naveilan F.