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Opinión / Cartas al Portal


Pastores sin olor a humo

Ha sido un poco triste, y quizás algo desilusionante, no haber oído la voz de alguno de nuestros pastores ante la tremenda tragedia que ocurre en la zona central del país, arrasada por los incendios. Es probable que no haya tenido oportunidad de escucharla, si la hubo.

Particularmente porque se trata, en muchos de los casos, de familias campesinas que viven del esfuerzo y que de pronto el fuego les ha arrebatado todo, casa, enseres, animales domésticos, plantaciones; en definitiva, la base de su sustento cotidiano.

Es triste porque pareciera que no han escuchado o no han asimilado los insistentes llamados del Papa Francisco a tomar en serio el núcleo del mensaje evangélico, que ha expresado con tanta claridad y lucidez cuando indica que le encantaría tener "pastores con olor a oveja". Si el pastor tiene "olor a oveja" es porque 'estar ahí', con ellas, en medio de ellas para animar y consolar, delante de ellas para mostrarles el camino, con ellas para caminar juntos, detrás de ellas, para ver que ninguna se le quede en el camino. Estar con las ovejas, es estar ahí presente, empapándose de olor a humo, agotándose por el sudor del día caluroso. Si el pastor no está con su ovejas, o no conoce sus ovejas ¿se le puede llamar pastor?

No basta con juntar cosas y mandarles en un camión --aún cuando bueno y necesario--, no es suficiente. Serán muchas las organizaciones formales e informales que harán eso; es lo propio de muchas ONG. El Papa Francisco ha reiterado que la iglesia no es ni puede ser sólo una ONG.

La esperanza se construye estando existencialmente con el otro; no desde el púlpito ni desde la sacristía. Una Iglesia "de salida" como nos dice el Papá Francisco, es estar allí, en las fronteras del dolor, de la pena, de la impotencia, para caminar, acompañar --y porque no,-- para llorar con el otro.

No tuve la oportunidad de ver a ninguno de nuestros pastores con los pantalones arremangados, batallando contra las llamas que arrebatan las casas de los campesinos. Es tiempo que nos convirtamos al Evangelio y no hagamos inútil la encarnación, por favor.

Jorge Galaz