Viendo un programa en EWTN – canal 38 – me encontré con un reportaje sobre el aborto. Se presentaban críticamente situaciones y opiniones de varios países y personas de América y Europa que se oponían a los valores de la Iglesia.
Me sorprendió ver ideas, mensajes y actitudes que se repetían en forma casi idéntica pese a la separación geográfica, temporal y cultural, favorables al aborto. Daba la impresión de existir una verdadera orquestación que se repetía a través del tiempo y del espacio.
No me cupieron dudas de que estas coincidencias no eran fruto del azar sino que obedecían a una política deliberada que se arrastraba por décadas y que nos había pasado desapercibida.
El común denominador parecía ser un control poblacional fomentado por muchas fundaciones y organismos internacionales.
Se repetían la ideología del género, la homosexualidad, el matrimonio igualitaria, el derecho a disponer del propio cuerpo y, por tanto de abortar, los derechos humanos, etc. Todo esto sin una adecuada conceptualización y justificación, fundado en el progresismo – de izquierda - y en oposición a las enseñanzas del cristianismo.
Caí en cuenta de que todo esto formaba parte de una política deliberada de destrucción de valores pilares de la sociedad judeo cristiana de occidente.
También me pareció ver como gran parte de los organismos internacionales habían sido colonizados por ideologías de izquierda. Un ejemplo de ello parecen ser las Cortes Internacionales de Justicia que se están imponiendo en sus sentencias sobre los tribunales y leyes de los países pasando a llevar sus derechos, valores y costumbres.
Estimo que los cristianos debemos estar alertas a estos signos de los tiempos, desenmascararlos y combatirlos, siempre con el respeto que ameritan las personas y su derecho a pensar diferente pero no a sus ideas, las que deben ser discernidas y justificadamente rechazadas si es el caso.
Debemos ser cristianos activos que difundamos y defendamos valientemente nuestros valores y creencias. No debemos dejar libre el campo a quienes se oponen a ellos.
Dr. Pedro Naveillan F.