No debe extrañar la propuesta comunista de eliminar el nombre de Dios de la vida cívica del país. Así lo han hecho donde han sembrado el odio y el terror a través de gobiernos dictatoriales, incluso hasta nuestros días en pleno siglo XXI. Por tanto, no aceptarán, y menos comprenderán, que la primera expresión de la libertad de conciencia es la libertad de religión. Y esta última implica nombrar a Dios, aunque no le guste a los comunistas. Esos mismos miembros del PC que fueron defendidos por la Vicaría de la Solidaridad en nombre de Dios, pero que ahora reniegan los derechos humanos inherentes a la dignidad de la persona humana como es la expresión pública de la fe y la religión, garantizado en la Constitución y las leyes, pues Chile es un Estado laico, pero no ateo.
P. Fco. Javier Astaburuaga Ossa
Sacerdote