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Opinión / Cartas al Portal


Buen ejemplo hipocrático

El Colegio Médico de Chile, en su Código de Ética, señala: “Les está prohibido a los médicos cobrar honorarios por la atención de sus colegas, padres, cónyuges e hijos cuando estas atenciones sean canceladas del peculio del médico, y quedan obligados a que esta atención sea preferente, oportuna y esmerada”(art. 29).

Esta es una vieja conducta de los médicos que se remonta a los tiempos hipocráticos y que es respetada en todo el mundo al menos occidental.

Ocasionalmente algunos colegas presentan flaquezas que buscan de justificar con razones de poco peso, más frecuentemente en algunas especialidades que están fuertemente impregnadas ideológicamente. Pero esta es la excepción.

En la conducta médica destaca la consideración económica como secundaria, lo fundamental r, lo económico no es ni puede ser su motivación principal. No se puede desconocer, sin embargo, que hay profesionales que obtienen un gran ingreso en su ejercicio profesional y que corren el riesgo de perder su norte de servicio.

La economía de mercado, al igual que las dirigidas y controladas por el poder central, ha significado una seria amenaza para el ejercicio altruista de la medicina cayendo en el riesgo de transformarla en una actividad económica más, despojándola de sus valores humanitarios, Ingresándola en el reino del becerro de oro.
El llamado juramento hipocrático es una clara demostración como por milenios el quehacer médico no se ha dejado subyugar por el poder económico. Ha sabido servir valores que le son superiores manteniendo lo económico como servidor del hombre.

Me siento esperanzado de que esta conducta de los médicos no sucumba frente a la crisis de valores que vivimos y que ilumine otros campos del quehacer humano en nuestra sociedad chilena.

Dr. Pedro Naveillan F.