¿Cuándo vamos a dejar de pensar en términos de derechas e izquierdas que, a mi modo de ver, ya debieran estar obsoletos?
Tuvieron su origen en el lado ocupado en la Asamblea francesa en tiempos de la revolución. A la derecha se sentaban los que apoyaban el poder absoluto del rey y la izquierda los que se oponían.
Ha pasado mucha agua bajo los puentes y los términos han ido cambiando de sentido. Ya son posturas ideológicas opuestas e incompatibles que carecen de mayor claridad y fundamento.
Hay elementos contradictorios en ambas posiciones que llevan a confusiones.
En las posturas de izquierda se hace alarde de “liberalismo” entendido como amplitud de pensamiento, libertad de prejuicios y a la vez se cae en dogmatismos y se oponen a todo individualismo primando lo colectivo. Se busca que el estado lo tenga todo, lo controle todo y todo lo emprenda.
En las de derecha se prima lo libertario relegando al estado a un rol subsidiario. El ideal es que haya el menor estado posible. Se cree que el individuo dejado en plena libertad de pensar y hacer traerá el bien común. No se tiene presente que el hombre es el lobo del hombre.
Probablemente la solución no sea derechas o izquierdas sino buscar en cada problemática cuanto debe dejarse estado y cuanto debe quedar en la iniciativa privada.
La historia nos enseña que los regímenes de izquierda han terminado en feroces dictaduras con graves violaciones de los derechos más elementales y con la ruina de sus países.
Los de derecha tampoco lo han hecho mejor, salvo en el aspecto económico. Son feroces los ejemplos de sus dictaduras.
No tengo dudas de que ambas posiciones no son la respuesta adecuada. Las soluciones a los problemas que afectan a la humanidad nos pasan por sentarse a la derecha o la izquierda de la Asamblea Nacional. Se requiere una transformación más profunda del ser humano y de la sociedad. Dice relación con los valores y con la caridad.
En la historia del pueblo de Israel, los profetas insisten en que no se olvide la solidaridad con la viuda, al huérfano y el pobre.
En el cristianismo se continúa con estos valores – Cristo afirma que no ha venido a abolir la ley sino que a darle pleno cumplimiento – e insiste en la justicia pero se da primacía al amor.
Y es precisamente el amor y no si nos sentamos a la derecha o a la izquierda lo que debe guiar nuestra conducta.
Ama al prójimo como a tú mismo, Que tu conducta sea guiada por el amor y así viviremos en el mejor de los mundos. No por ideologías que solo conducen al odio y al enfrentamiento.
Amémonos y seamos todos solidarios.
Dr. Pedro Naveillan F.