Monseñor Diarmuid Martin, Arzobispo de Dublín, sostuvo –durante su breve visita al país- enriquecedores encuentros con empresarios, ejecutivos, trabajadores, sacerdotes, académicos y jóvenes, a quienes los invitó a asumir la Doctrina Social de la Iglesia en sus respectivos ambientes, de manera de construir una sociedad más de acuerdo a los valores del Evangelio.
Fueron dos intensos días, el lunes 8 y martes 9 de noviembre, que Monseñor Diarmuid Martin, Arzobispo de Dublín, una eminencia mundial en el tema de la Doctrina Social de la Iglesia, estuvo en Santiago. Participó en un seminario con empresarios y ejecutivos, organizado por la USEC; se reunión con seminaristas, sacerdotes; con académicos de las universidades Católica de Chile y Alberto Hurtado; con jóvenes estudiantes y con dirigentes sindicales y trabajadores.
El martes 9, por más de dos horas, compartió sacerdotes en el auditórium del Arzobispado de Santiago. En la ocasión, contó que, durante su representación de la Santa Sede ante organismos internacionales, le tocó estar en una reunión con el Banco Mundial y los Obispos de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (Celam). Mientras los primeros hablaban de cifras y estadísticas, los segundos relataban experiencias cotidianas de pobreza y sufrimiento. Sin embargo, él supo ver que ambos hablaban de las mismas personas y que lo que hacía falta era escucharse y aprender el uno del otro.
La experiencia de ser por varios años miembro del Pontificio Consejo de Justicia y Paz lo hace hablar con autoridad sobre la Doctrina Social de la Iglesia, y en especial de las inequidades e injusticias. Para él, la pobreza es la incapacidad de realizar el potencial que nos entrega Dios. Esta visión está relacionada directamente con validar al prójimo, descubrir sus capacidades y hacerlos protagonistas de su propio futuro.
Monseñor Martin habló de “la familia humana”, lo que implica concebir a la humanidad como un todo, sin marginados. Por lo tanto, para él, la inclusión es una fuerza motriz dentro del Magisterio. Siguiendo su línea de pensamiento, la solidaridad es el camino hacia el bien común, hacia la participación de todos sobre los bienes que nos entregó el Señor desde la Creación. “La inclusión es una fuerza que mueve”, subrayó Monseñor Martin. “Los cristianos no buscamos la inclusión por miedo a los efectos que pueda tener la exclusión, sino que creemos en la unidad de la familia humana y en que Dios creó los bienes para todos”, señaló. Respecto a nuestro país, agregó que a pesar de tener buenos resultados macroeconómicos, la inequidad provocada por la desigual distribución del ingreso requiere de economistas que conciban su profesión éticamente.
Monseñor Martin comparó las realidades irlandesa y chilena respecto a lo social. Ambos son países que tienen buenos resultados macroeconómicos, pero les falta dar un salto cualitativo en lo social y para ello es fundamental la educación en la sociedad del conocimiento. Explicó que en Irlanda “el desempleo ha caído del 17% al 4%. La inflación es inferior al 3% y el crecimiento está al 5%. Pero al mismo tiempo, en cuanto a los indicadores sociales, está dentro de los más bajos de la Unión Europea”. Algo parecido sucede en Chile, replicó un sacerdote presente en la conferencia, ya que nuestros indicadores son positivos, mas el informe de Desarrollo Humano nos sitúa como el segundo país con peor distribución del ingreso en América Latina.
Seminario de la USEC
Junto a los empresarios cristianos participó en el Seminario “Actividad empresarial: visión actual de la Iglesia”, realizado el lunes 8 de noviembre en Casapiedra. Esta actividad fue organizada por la Unión Social de Empresarios y Ejecutivos Cristianos (USEC) y contó también con la presencia del Nuncio Apostólico, Monseñor Aldo Cavalli, y del Cardenal Francisco Javier Errázuriz. Sobre la exposición del Arzobispo de Dublín, el Cardenal Errázuriz señaló que “nos ha entregado pistas muy interesantes para promover un desarrollo económico y social de acuerdo con los valores del Evangelio. Espero que los empresarios aquí presentes puedan traducirlas a la realidad. El nos ha recordado que para la Iglesia el primer capital es el ser humano”.
Con sindicalistas
Al día siguiente, martes 9, se reunió con trabajadores y sindicalistas en la Vicaría para la Pastoral de los Trabajadores. A la reunión asistieron, entre otros, Diego Olivares, Presidente de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y Osvaldo Herbach, Presidente de la Central Autónoma de Trabajadores (CAT), quienes reconocieron la importancia de la Iglesia en la construcción de una sociedad más humana y justa. Junto a las decenas de trabajadores que se encontraban en el lugar, Monseñor Martin enfatizó que “los negocios deberían caracterizarse por servir al bien común de la sociedad y que la legítima búsqueda de los beneficios debería estar en armonía con la irrenunciable protección de la dignidad de las personas que trabajan dentro de los distintos niveles de una compañía”.
Durante los encuentros en la Universidad Católica y el la Universidad Alberto Hurtado, Monseñor Martin hizo un llamado a leer el recién editado compendio sobre la Doctrina Social de la Iglesia y a no dejar que se llene de polvo en un estante.
Consultado por Iglesia de Santiago, Monseñor se refirió a la globalización como “uno de los mayores desafíos para la Doctrina Social”. Agregó, “la Iglesia está en una posición única porque tiene una presencia globalizada y es capaz de comprender los signos de unidad de la familia humana”.
Santiago, 11-11-2004