Los ciudadanos chilenos estamos hoy día reafirmando nuestra vocación democrática. Al concurrir a las urnas estamos votando, más que por un candidato, por un sistema de convivencia en que es posible elegir candidatos. El hecho mismo de venir a sufragar revela nuestra voluntad de ser protagonistas responsables de nuestra historia.
Los Pastores de la Iglesia Católica somos solidarios en las angustias y esperanzas de nuestro pueblo. Si hablamos en un momento así no es para manifestar preferencias partidistas, sino para invitar a mirarnos y encontrarnos, más allá de ellas, en la común tarea de construir, responsablemente, el hoy y el mañana de la Patria. .
En la etapa que hoy se cierra fueron muchas las querellas, las discordias, las divisiones profundas, a veces hasta dentro de las familias. No todas las armas empleadas fueron limpias, ni hicieron siempre justicia a la dignidad de las causas y personas contra quienes se usaron. Esta es una hora que pide no más agravios, sino respeto; no más odiosidad, sino reconciliación; no más combatirse y destruir, sino acercarse y construir el Chile de todos.
Ni un partido ni un hombre
Porque la Patria no puede identificarse con una elección, con un partido o con un hombre. Una elección es un alto en el camino, una reconsideración de los medios y métodos que parezcan más aptos para acelerar la justicia. Un partido representa una de las muchas formas posibles de acelerar la justicia. Un gobernante es el mandatario y servidor de un pueblo que tiene derecho a la justicia pero también el deber de participar en su gestación. Quienquiera que sea el elegido, la tarea es la misma; acelerar el advenimiento de una sociedad más justa. Apresurar el acceso de los más a las aspiraciones y derechos tanto tiempo reservados a los menos. La tarea es la Patria. Su protagonista, el pueblo entero.
No podrá hacerlo si se deja desgarrar por el resentimiento, y se niega a pensar en términos de Patria antes que de partido. No sirve a la Patria el ciudadano que antes, durante y después del sufragio fanatiza sus posiciones y genera bandos irreconciliables. La democracia representativa consiste en no sólo elegir, sino respetar al elegido, colaborando sinceramente con él en la defensa de los supremos y permanentes intereses de la nación.
Servir a Chile
En esta hora se reactualiza la palabra de Cristo: “No he venido para ser servido, sino para servir”. Sus discípulos, sus testigos sentimos la severidad y la esperanza que esa palabra entraña. No tenemos el derecho de servirnos a nosotros mismos, poniendo nuestros intereses antes y por encima que los de la Patria. Creemos que despojándonos de nuestros egoísmos, de nuestros orgullos mezquinos, de nuestros resentimientos estériles, estaremos libres para servir a un Chile que espera construirse por todos y para todos.
Sin eludir nuestras responsabilidades, pero conscientes también de nuestras fragilidades, encomendamos una vez más el destino de nuestra Patria a la Virgen del Carmen, Madre de Chile. Estamos ciertos que Ella logrará, con nuestra cooperación, unir a la gran familia de los chilenos en esta común tarea: Construir una Nación donde cada cual tenga un hogar digno, el pan de cada día y la alegría de ser hijos de Dios, preparando en esta tierra el reino eterno.
† JOSÉ MANUEL SANTOS A.
Obispo de Valdivia
Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile
Santiago, 4 de septiembre de 1970.
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El argumento de esta Declaración habría sido consultado previamente con todos los miembros de la CECH. Su objetivo era dar una orientación que sirviera para el día siguiente a la elección presidencial del 4 de septiembre. El texto se entregó a la prensa a mediodía del 4, de tal manera que no estuviera vinculada esta Declaración a ninguna posible interpretación de que fuera previamente a favor o en contra de algún candidato, y en momentos que aún no se podía conocer el resultado de la misma elección.
Dicho texto pasó prácticamente inadvertido para la opinión pública, ya que su interés se centraba entonces en el proceso electoral siguiente que se abría la misma noche del 4 de septiembre.
