La Conferencia Episcopal en su última reunión efectuada en Santiago, el pasado mes, juzgó necesario hacer el siguiente llamamiento a los católicos de Chile en orden a cumplir sus deberes apostólicos.
l° El católico debe tener en forma muy clara “el sentido de la Iglesia”. Saber que pertenece a Ella. Sentir que es un miembro del Cuerpo Místico de Cristo. Que nada de lo de la Iglesia le es extraño. Que no sólo debe vivir la vida sobrenatural que Ella le entrega, sino que irradiarla y comunicarla a su alrededor.
2° El seglar católico, cualquiera que sea su condición o actividad, tiene una misión apostólica que cumplir. En esta hora del mundo esa misión es indispensable e irreemplazable, y podemos añadir, decisiva. “Es una necesidad urgente, dice S.S. Pío XI, el que los seglares vengan a tomar parte en el apostolado jerárquico de la Iglesia” (A los Filipinos, l8-XI-1939).
3° La Acción Católica es, según S. Santidad Pío XII, “La colaboración de los seglares en el apostolado jerárquico de la Iglesia, (Octubre 1951). “Es el apostolado de los fieles que bajo la conducta de sus obispos, se ponen al servicio de la Iglesia y la ayuda a cumplir íntegramente su ministerio pastoral” (Pío XII, l5-VII-1929). Es la colaboración oficial del seglar católico en la misión redentora de la Iglesia bajo la guía de la jerarquía.
4° En los momentos que el mundo y nuestra patria viven, ese apostolado se hace sentir de manera especial. “Es la hora de la acción”, ha dicho Su Santidad. Y no de una acción cualquiera, sino de una acción que, viniendo de la Iglesia, lleve a los espíritus el mensaje de verdad que ella posee, y la corriente de vida divina que Ella distribuye.
Los ambientes se han paganizado. El hombre moderno respira a pleno pulmón el aire malsano del materialismo, del ateísmo, del naturalismo. Para cambiar esos ambientes se necesita un remedio colectivo, aplicado a los seglares mismos y a la escala misma del mal que se quiere curar. Ese remedio es la Acción Católica.
“La Acción Católica, ha dicho Su Santidad Pío XI, es el remedio específico de los males del mundo moderno”.
5° El Episcopado Chileno, fiel a las normas pontificias y consciente de la gravedad apostólica del momento, alabando todas las formas diversas del Apostolado que florecen en la Iglesia, y sin excluirlas, declara que, por sobre toda acción, quiere la Acción Católica, a quien por orden de dignidad y excelencia, de necesidad y urgencia, corresponde el lugar primero y oficial entre las obras apostólicas del laicado.
Los Párrocos recuerdan que “la Acción Católica forma parte integrante del ministerio pastoral”, y en consecuencia, le dedicarán especialísimo esfuerzo en fomentarla y desarrollarla. Los sacerdotes todos recuerdan las palabras de S.S. Pío XI: “La suerte de la Acción Católica está en manos de los sacerdotes”.
Los colegios cató1icos no pueden decir cumplida su alta misión educadora si no forma a sus alumnos en este espíritu apostó1ico.
“La formación al espíritu de apostolado propio de la Acción Católica, ha dicho Su Santidad Pío XII, ha llegado a ser un elemento esencial de la educación en estos tiempos modernos”.
6° La Acción Católica debe formar apóstoles de sólida doctrina, de intensa vida interior, de ardiente caridad, capaces de obrar y transformar los ambientes en que viven y ser para sus parroquias los colaboradores insustituibles de la acción del sacerdote. Es la Acción Católica la que bajo la guía de sus párrocos hará de cada parroquia una comunidad viviente, apostólica y misionera, donde los hijos de Dios puedan vivir su alta vocación sobrenatural.
La Conferencia Episcopal está cierta al hacer este llamado que todos los católicos chilenos, Clero secular y regular, educadores y fieles, sabrán comprender cada vez mejor el alto significado que la Acción Católica encierra y responder a este llamado al deber apostólico que por el futuro cristiano de Chile les hacemos.
Diciembre 1952