Muy queridos niños y niñas:
En el Día Internacional del Niño, la Iglesia de Jesús que está en Chile los saluda con un cariño como el de una mamá y el orgullo de un papá. Ustedes son uno de los tesoros más grandes que tiene la Iglesia y los queremos como los quiere Jesús. Ustedes tienen mucho que enseñarnos con sus sonrisas, sus cantos alegres y sus sueños.
Cada uno de ustedes es muy importante para nosotros; en sus ojos podemos ver la alegría del cielo, la pureza de sus pensamientos, la confianza en sus papás y mamás y también en el cariño y la generosidad de Jesús y de la Virgen María.
Jesús se acercó a los niños, los tomó en sus brazos, los bendijo y les dijo a los adultos que si no se parecían a ellos, sería muy difícil que entraran al Reino de los Cielos. Es decir, que el cielo está lleno de niños de todas las edades, tanto de 6, 9, o 12 años como de 50, 65 u 80 años. Fue la inocencia de ustedes lo que Jesús quiso poner como modelo para todos, también para los adultos.
Nos podemos imaginar cómo los niños de ese tiempo corrían curiosos y alegres detrás de Jesús para llamar su atención y conseguir que El los tomara en cuenta, les sonriera o que les escuchara sus preguntas. Y también nos podemos imaginar la ternura con que Jesús los miraba jugar a su alrededor y la alegría que le producían sus risas y sus cantos. Seguramente Jesús pensó muchas veces ¡cómo me gustaría que todos los seres humanos se hiciesen como niños! ¡la tierra se parecería al cielo!
Quizás por eso nos duele tanto que haya adultos, que a veces son familiares, profesores o incluso algunos sacerdotes, que les han causado algún daño a niños y niñas de nuestro país. La Iglesia, en este día, les pide humildemente perdón por este mal causado por algunos de sus hijos y ruega al Señor para que esto no se vuelva a repetir nunca más ni aquí, ni en ninguna parte del mundo.
Les deseamos que tengan un muy feliz día, y les pedimos que sigan siendo amigos de Jesús. O sea que sean solidarios, bondadosos, valientes, generosos. Que tal como El compartió sus panes y sus peces con la multitud que lo seguía, ustedes también hagan lo mismo. Y que sean confiados como María, nuestra madre del cielo, y alegres como los ángeles, que cantaron a los pastores de Belén cuando nació el Niño Jesús.
La Iglesia de Jesús en nuestra patria le pide al Señor que los cuide, los proteja, y los libre de todo mal y que los bendiga junto a sus papás, mamás, hermanos y demás familiares y amigos.
† Manuel Camilo Vial Rispatrón
Obispo de Temuco
Secretario General de la Conferencia Episcopal de Chile
Temuco, 7 de agosto de 2003
