Líneas de acción pastoral surgidas en la Comisión Nacional Ampliada del 12 de mayo de 2004
1.- Continuar desarrollando un trabajo prioritario por este grupo de trabajadores temporeros que cada vez más ven vulnerada su dignidad en el nuevo escenario. Es primordial que los temporeros/as puedan completar estudios ya que hoy no solo es un tema de desarrollo personal sino un requisito para acceder al mercado laboral. Es necesario retomar la formación y capacitación en derechos humanos y hacer conciencia que en este nuevo contexto de competitividad desenfrenada se vulneran varios derechos garantizados por el Estado. Socializar toda aquella información que permita mejores condiciones laborales para generar conciencia de las ventajas y desventajas que presentan los TLC para los temporeros/as de la fruta, por ejemplo, todo lo referente a la normativa sanitaria, certificación de predios, inscripción de los contratistas en Inspección de Trabajo, Mesas Tripartitas, etc.
2.- Apoyar la organización de los trabajadores buscando todas aquellas instancias en las que se posibilite el encuentro, el diálogo y el acompañamiento. Como consecuencia de esto es necesario y urgente la capacitación de los líderes y dirigentes en habilidades de negociación: el nuevo escenario no solo requiere de dirigentes que representen bien, sino que sepan negociar. Si bien la actividad sindical esta desprestigiada o deprimida por diversos factores, sin embargo, no se puede desconocer su realidad y la existencia de sindicatos de trabajadoras temporeras y de sus dirigentes en los valles del país. Es por ello que se debe pensar en una nueva asociatividad en los lugares donde es inaplicable el concepto del sindicalismo tradicional. Es importante desarrollar un trabajo de apoyo a los líderes y organizaciones existentes sin temor ni prejuicios. Además, se debe tener algún contacto con el sindicalismo internacional.
3.- Resulta fundamental generar redes de apoyo en todos los ámbitos: provincial, regionales y nacionales con los distintos actores sociales, ya sean del mundo político, universitario, de ONG y otros, que permitan generar espacios para la reflexión y acción conjunta para así conocer y comprender los nuevos fenómenos que impactan a los trabajadores y a sus familias. La relación con los empresarios es otro campo de acción a desarrollar por los equipos en cada diócesis. Apoyados en la “Guía de las Buenas Prácticas Agrícolas” y los “Códigos de Conducta Empresarial” de la OIT, podemos llegar a un diálogo constructivo con los empresarios de la agroindustria chilena.
4.- Que la Iglesia en su conjunto se sensibilice con esta realidad social y laboral. En el trabajo de temporada se viven muchas injusticias, es por eso que se espera una voz profética de anuncio de la dignidad de las personas trabajadoras como también de denuncia del mal que engendra el presente modelo económico de la agroexportación. Para dar una respuesta pastoral a este fenómeno de movilidad social con todo lo que supone, se ha propuesto la Misión como camino de acompañamiento. La misión que sale al encuentro del otro donde esté, tiene una lógica distinta a la de una Iglesia establecida que espera. Es necesario generar esta conciencia en las parroquias y diócesis y es importante ayudar a crear nuevas formas de presencia y de acciones solidarias con el mundo de los temporeros.