17 de agosto de 2000
El gobierno ha dado a conocer su intención de incorporar en la próxima legislatura extraordinaria del Congreso Nacional la discusión sobre el Proyecto de Ley de Matrimonio Civil, algunas de cuyas proposiciones se refieren a la disolución del vínculo matrimonial. Al respecto, el Vicepresidente del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile, ante solicitud de varios medios de comunicación social y en ausencia del Presidente, expresa lo siguiente:
1. Tanto el gobierno como los parlamentarios han señalado que su ánimo al legislar sobre esta materia es el de proteger y fortalecer algo tan valorado por la inmensa mayoría de los chilenos como es todo lo que se refiere a la familia y a su núcleo constitutivo que es el matrimonio. En este tema tan sensible y delicado, se hace necesario abordar también las dificultades que la vida actual presenta a los matrimonios y las familias y estudiar las mejores maneras de resolverlas, sin que se perjudiquen las personas y el desarrollo de la sociedad.
2. Los Obispos de Chile compartimos esa preocupación y deseamos colaborar en lo que nos corresponde para que las leyes que se dicten sirvan con eficacia a la construcción del bien común. Sobre todo en estos asuntos que son tan inherentes a la naturaleza humana.
3. En este sentido, el 15 de agosto de 1998, la Conferencia Episcopal de Chile se pronunció sobre este proyecto de ley en el estado de avance que tenía en ese momento con el documento llamado “La Iglesia Católica y el Proyecto de Ley sobre Matrimonio Civil”. Allí, además de efectuar un planteamiento general positivo sobre esta materia tan importante, se hicieron presentes las observaciones que, a la luz de la experiencia y la doctrina, se estimaban convenientes para subsanar aquellos aspectos que se apreciaban débiles, incompletos o que atentaban contra la institución de la familia y de¡ matrimonio. También se expresó la necesidad que este asunto sea tratado en coherencia con otras iniciativas que se refieren a la familia, en especial con el proyecto sobre los Tribunales de Familia.
4. En lo que se refiere a las dolorosas situaciones de rupturas que han experimentado no pocos matrimonios, ese documento explora y señala los diversos tipos de situaciones que se presentan en la realidad y aporta criterios para abordarlos de la mejor forma posible, poniendo atención en salvar las instituciones básicas de la familia y el matrimonio. En esta línea, en términos generales, se reafirma allí que, sin perjuicio del deber del Estado de actuar con justicia para todos los involucrados y para con la sociedad misma, debe cuidar que las consecuencias que se derivan de las medidas que se puedan adoptar respecto de las situaciones de personas separadas que se han vuelto a casar, no atenten contra uno de los fundamentos básicos de la institución del matrimonio como es su indisolubilidad.
5. Manifestamos nuestra esperanza que, tanto gobernantes como legisladores y todos los interesados, podamos trabajar con serenidad y profunda visión de sentido y de futuro en algo tan apreciado en nuestra patria, sin dejarnos llevar ni por apasionamientos, ni sólo por intereses personales o electorales.
† JAVIER PRADO ARÁNGUIZ,
Obispo de Rancagua,
Vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Chile
