Punta de Tralca, 19 de diciembre de 1999
1. En pocas semanas más tendrá lugar la elección del Presidente de la República. Como Pastores que hemos recibido el encargo de anunciar el Evangelio y de alentar las iniciativas que conducen a construir el Reino de Dios, juzgamos que ésta es una hora propicia para reflexionar sobre el futuro del país, más allá del momento transitorio de las elecciones, para que cada uno colabore en un proyecto de país que beneficie a todos.
2. Debemos valorar la importancia que tiene el encargo que recibe el Presidente, cabeza del Supremo Gobierno. Por eso, pedimos a todos los católicos y a los hombres y las mujeres de buena voluntad, que cumplan con su deber de votar y hagan un esfuerzo de discernimiento para formarse un juicio en conciencia sobre los programas presentados al país y sobre quienes los proponen.
3. Normalmente, ningún candidato a un cargo de gran responsabilidad satisface todas las expectativas que despierta una elección y tampoco puede responder a todas las necesidades de la sociedad que ha de servir. Por otra parte, ningún sistema político se identifica plenamente con el Reino de Dios.
4. Es necesario que cada uno actúe con entera libertad, considerando seriamente las dimensiones que, desde la perspectiva del Evangelio y del Bien Común, debe tenerse presente en una sana convivencia nacional.
Nos parece conveniente destacar las siguientes:
4.1. Nuestro pueblo quiere vivir en un país reconciliado, cuyo clima social esté animado por la verdad y la justicia, por el respeto a las personas y a las instituciones, por la generosidad, la misericordia, el perdón y la paz, en una palabra por el amor: “En esto conocerá el mundo que son mis discípulos, en que se aman unos a otros” (Juan, 13,35).
4.2. Las raíces humanistas cristianas de nuestra cultura, nos exigen el respeto a la dignidad humana, y la promoción de todos los derechos humanos comenzando por la protección y el absoluto respeto a toda vida, como don inviolable de Dios desde la concepción hasta su muerte natural.
4.3. Cuando nuestro país se integra cada vez más al proceso de globalización de la economía, y quiere crecer para dejar atrás el subdesarrollo, es preciso que se impulse y consoliden políticas sociales eficaces para terminar con la miseria y mejorar substancialmente la situación de los ciudadanos que viven en la pobreza, fomentando la dignidad del trabajo y el respeto a los trabajadores y a sus organizaciones.
4.4. Simultáneamente, crece la globalización de la cultura, que nos aporta un enriquecimiento, pero también produce importantes daños valóricos y morales. Nuestra patria necesita que sus gobernantes promuevan cordial y eficazmente la originalidad de los valores que Dios hizo fecundos entre nosotros y la importancia de la dimensión religiosa de nuestro pueblo.
4.5. Muchas esperanzas están puestas en la juventud y en la formación humanista, científica, técnica y moral que se le ofrezca. Por eso hay que respetar e incentivar la misión insustituible de los padres de familia en la educación y también la vocación de quienes están llamados a ejercer la docencia, para que ambos trabajen con espíritu de colaboración y servicio solidario, salvaguardando así la libertad de enseñanza garantizada por la Constitución Política. Es necesario también abrir más espacio a los proyectos de los jóvenes y su participación y corresponsabilidad.
4.6. Otra dimensión digna de preocupación y compromiso es la responsabilidad ecológica, que nos invita a comprender y admirar la creación. Nos referimos al compromiso que siempre sitúa en el centro de su interés la vida humana, y procura que ella cuente con espacios favorables a su crecimiento personal y comunitario.
4.7. Nuestra patria debe fortalecer la familia, basada en la alianza matrimonial indisoluble, para toda la vida, corno lo pidió Nuestro Señor Jesucristo. Ella es también uno de los factores de mayor gravitación en nuestra cultura. Necesitamos gobernantes y legisladores que impulsen políticas que favorezcan la constitución de familias que sean verdaderos santuarios de la vida y de la paz, familias estables, en las cuales se valore a los hijos, y haya diálogo, complementariedad y fidelidad.
5. La elección del Presidente de la República tendrá lugar el próximo 12 de diciembre, día en que nuestra Iglesia celebra la fiesta de la Ssma. Virgen María, Nuestra Señora de Guadalupe, “Patrona de América”. Ella nos da ejemplo de amor a su pueblo, al que quiere según el corazón de Dios.
Por su intercesión, pidamos al Señor Jesús el don de la paz y que este período electoral se distinga por la voluntad de los candidatos de buscar el mayor bien para el país. Asimismo, que sepamos aceptar los resultados de¡ proceso electoral con sencillez y humildad y que nadie se margine de seguir colaborando en las tareas comunes.
Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Chile
