Punta de Tralca, 19 de noviembre de 1999
Queridos Jóvenes:
En nuestra Asamblea de Punta de Tralca, con mucho cariño hemos estado reflexionando acerca de Uds. y de nuestra pastoral juvenil.
A las puertas del Año 2000, queremos invitarlos a fijar la mirada en Jesús, el Hijo de Dios nacido de María, la Virgen.
En él se nos regala el Amor del Padre Dios y en Él descubrimos un proyecto de vida para cada ser humano, en especial para los jóvenes.
El Papa les ha dicho: “¡Mírenlo a Él!”, porque en Él está el camino, la verdad y la vida; más aún, es el Camino, la Verdad y la Vida.
Con Él se inaugura una nueva vida, fuente de amor, alegría, paz y plenitud de sentido para la humanidad.
Jesús es “el mismo ayer, hoy y siempre” y quiere encontrarse con cada uno de Uds., en la meditación del Evangelio, en los Sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía, en el rostro de los hermanos necesitados y en la Comunidad.
Él les llama a conocerlo, amarlo y servirlo. Convertirse a Él es entrar en un proceso continuo de comunión, de servicio y solidaridad.
Queremos, como Pastores de la Iglesia, agradecer todo el trabajo de Uds. en la evangelización de sus compañeros, por el cual animan a otros jóvenes en la fe, comparten la oración, sanan sus heridas, los educan en la catequesis y les muestran un camino de vida, al salir a misionar y servir a los pobres.
La Misión Juvenil con que Uds. celebrarán el Año Jubilar, será la ocasión para renovar el compromiso que despertó el Encuentro Continental de Jóvenes. Estamos seguros que con la ayuda del Espíritu Santo encontrarán una gran respuesta en una juventud que está ansiosa de que le muestren nobles ideales para luchar y horizontes de una vida más plena.
Los llamamos a seguir las huellas de S. Teresa de Los Andes, del Padre Hurtado y Laurita Vicuña y con María, Madre de la Esperanza, acoger a Cristo en este Jubileo, para entrar con Él en el nuevo milenio
La Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Chile