Santiago, 24 de marzo de 1999
1. Ha concluido la larga espera del fallo de la Cámara de los Lores de Inglaterra. El senador Augusto Pinochet Ugarte deberá esperar aún en Londres la decisión de las autoridades británicas acerca de su extradición a España o su regreso al país. Esto prolonga entre nosotros un estado de incertidumbres.
2. Durante los últimos decenios la comunidad internacional ha buscado el camino adecuado para hacer justicia en las causas llamadas de lesa humanidad. Es urgente para ello que existan tribunales internacionales competentes, que garanticen la justicia sin que ninguna nación vulnere la soberanía de otras naciones.
3. Tememos que algunos se sientan movidos a promover, ya sea ahora o cuando se pronuncie el Ministro del Interior de Inglaterra, acciones que perturben la paz ciudadana. Les llamamos a mantener la cordura, a respetar a todas las personas, y a usar con prudencia los medios de comunicación social, evitando cuanto incite a la violencia, ya sea de palabra o de hecho. A los cristianos, el Señor nos entregó el mandato evangélico del amor, también a los enemigos.
4. Los acontecimientos que causan un impacto profundo en la vida de las personas y de los pueblos, son queridos o permitidos por Dios en vista de un bien superior. También el proceso que afecta al senador puede ser una enseñanza que estimule a mejorar en Chile la calidad de nuestra convivencia Esta debe tener como telón de fondo el que todos somos falibles y que nadie debiera “mirar la paja en el ojo ajeno sin ver la viga que hay en el propio”, como dice el Evangelio.
5. Hay casos de atentados graves contra los derechos humanos que se encuentran sometidos a los tribunales. Juzgamos que el camino hacia la reconciliación pasa por la justicia que se debe hacer al menos en los casos más significativos, y por la colaboración de aquellos que pueden mitigar el dolor de los familiares, aportando confidencialmente más antecedentes sobre detenidos desaparecidos.
6. Todos debemos tomar iniciativas que nos lleven al reencuentro. Con espíritu cristiano, hemos de abrirle más espacio al perdón y a la esperanza, como asimismo a la verdad y a la concordia que necesitamos para construir juntos nuestro futuro, resolviendo los problemas que más aquejan a nuestro pueblo, especialmente a los más afligidos. Tenemos que buscar derroteros que nos aseguren la paz y el progreso espiritual y material, como también el respeto de las naciones.
7. Mañana la Iglesia celebra la Fiesta de la Anunciación del Señor. Meditamos el gran misterio de la Encarnación: el Hijo de Dios se hizo hombre para nuestra redención, para darnos el perdón de los pecados y la paz. Durante la Semana Santa ya próxima, contemplaremos a Jesucristo en su donación para otorgar tan grandes bienes a la Humanidad. Deseamos que los chilenos, que mayoritariamente se llaman cristianos, aprendamos de la colaboración que María Santísima prestó a los planes de salvación, tanto en Nazaret como junto a la Cruz. Así construiremos con Jesucristo una patria en la cual la justicia verdadera sea inseparable del amor que sabe perdonar y hacerse perdonar en la reparación.
Que el Señor bendiga a Chile en su camino, buscando el desarrollo y la paz.