1. En días pasados se ha tenido conocimiento de la intervención de la Santa Sede para solicitar al Gobierno de Gran Bretaña tener en consideración el planteamiento del Gobierno de Chile pidiendo respeto por su soberanía en materia judicial, como también razones de orden humanitario en favor del Senador Augusto Pinochet Ugarte. Ante lamentables reacciones contrarias, nos parece importante expresar lo siguiente.
2. La intervención de la Santa Sede se hizo en forma reservada al Gobierno Británico en noviembre pasado. No ha pretendido interferir en las deliberaciones que hacen actualmente los siete Lores.
3. Ha sido determinante en la intervención de la Santa Sede el grave daño que ha sufrido, debido a la detención del Senador Pinochet, el clima de diálogo y entendimiento mutuo que necesita nuestra convivencia. Situación que el propio Comité Permanente representó a la Santa Sede.
4. La presentación de la Iglesia no significa desconocer el deber de la Justicia de esclarecer las responsabilidades por los graves delitos que se cometieron en Chile contra los derechos humanos. En noviembre pasado, la Conferencia Episcopal expresó: “Es importante para la transición, que al menos los casos más significativos sean cabalmente juzgados y esclarecidos” (20/XI/98, n.8).
5. Es habitual que la Iglesia, por razones humanitarias, intervenga ante los gobiernos. Lo ha hecho en innumerables casos. El Comité Permanente en octubre de 1998 decía: “Creemos firmemente en la misericordia de Dios y en la bienaventuranza proclamada por Jesucristo, cuando prometió la misericordia divina a los que fueran misericordiosos en la tierra. En ese espíritu, dadas las ambigüedades del derecho que se aplica, las condiciones precarias de salud y la avanzada edad del Senador don Augusto Pinochet Ugarte, estimamos que en esta situación deben prevalecer las consideraciones humanitarias”.
6. Expresamos nuestro reconocimiento y afecto al Santo Padre, que una vez más ha puesta de manifiesto su preocupación par nuestra convivencia. Lamentamos que algunos, sin conocer la sustancia de su intervención ni su oportunidad, hayan tenido expresiones injustas que contradicen el respeto y la gratitud que le debemos.
7. Queremos recordar una oración por nuestra Patria que se ha difundido en estos últimos meses. Les pedimos rezarla con fervor, implorando la intercesión de la Santísima Virgen, Reina de Chile:
“Padre, danos la sabiduría de amar la verdad y la vida,
de saber escuchar y comprender,
como también la generosidad de pedir perdón y perdonar.
Infunde en nosotros un espíritu nuevo
y enséñanos a vivir según el corazón de Tu Hijo:
como familiares tuyos y constructores de Tu Reino
de justicia, de amar y de paz.”
Comité Permanente del Episcopado
