Volver a la cordura (Declaración del Comité Permanente con ocasión de los acontecimientos ocurridos por la detención en Inglaterra del senador Augusto Pinochet)
Santiago, 23 de octubre de 1998
1. Estamos muy preocupados por Chile, por los acontecimientos ocurridos desde hace una semana con motivo de la detención en Londres del Senador D. Augusto Pinochet. Con inusitada fuerza se han despertado apasionamientos carentes de mesura y marcados a veces por la agresividad.
2. Las manifestaciones violentas en cualquier sentido y las injurias contra España e Inglaterra - países tradicionalmente amigos no favorecen ninguna solución y más bien complican el panorama.
3. Ciertamente se ha producido un estancamiento en el camino para alcanzar esa reconciliación nacional que todo el país ansía. Es indispensable volver a la cordura y serenidad.
4. En bien de la paz, la unidad y la reconciliación y en vista de los graves males que pueden surgir de los enfrentamientos internos que están brotando estimamos que esta situación no puede prolongarse. Por eso:
a) Hacemos un llamado a la responsabilidad y a la serenidad a todos los constructores de la sociedad, para que no contribuyan a enardecer los ánimos, sino a dar muestras de la nobleza espiritual que los guía en la búsqueda del bien de la nación.
b) E invitamos a todos los chilenos a crear un clima en que sea posible seguir avanzando en el compromiso cada vez más firme con la justicia y los derechos humanos, cuyas violaciones en el pasado en Chile quienes quiera hayan sido sus autores han producido tanto dolor y cuyas heridas todavía están abiertas.
5. Así mismo queremos expresar que creemos firmemente en la misericordia de Dios y en la bienaventuranza proclamada por Jesucristo, cuando prometió la misericordia divina a los que fueran misericordiosos en la tierra. En ese espíritu, dadas las ambigüedades de derecho que se aplica, las condiciones precarias de salud y la avanzada edad del Senador D. Augusto Pinochet, estimamos que en esta situación han de prevalecer las consideraciones humanitarias.
6. Confiamos en que esta difícil situación nos ayude a rezar unidos: “Padre nuestro, venga a nosotros tu Reino tu Reino de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de justicia, de amor y de paz - y perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido”.
Comité Permanente del Episcopado