Declaración del Comité Permanente del Episcopado referente a la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (Roma 13-17 noviembre 1996)
1. Hoy se inicia en Roma la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. Su objetivo es debatir los problemas que existen para que todos los hombres accedan a una alimentación digna y necesaria, así como también, sobre su equitativa distribución en todo el mundo.
2. La Iglesia en Chile no puede permanecer en silencio ante tan importante evento. El Concilio Vaticano II, reafirma la misión integral de la Iglesia, al decirnos que, “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón...” (Constitución Pastoral Iglesia en el mundo actual n.1)
3. Como tal, el Comité Permanente del Episcopado, siente el deber de expresar ante esta Cumbre Mundial, su esperanza de que en ella se logren:
- condiciones más justas para quienes producen y consumen los alimentos,
- los cambios sociales que se requieran, para lograr la equidad en la distribución de ellos,
- así como también, el respaldo real que ofrezcan el conjunto de las naciones, a las iniciativas de justicia y dignidad de quienes se ocupan de este bien imprescindible para la vida de las personas.
4. Siendo la alimentación un componente esencial del derecho a la vida, es necesario establecer en la práctica que todo ser humano necesita tener acceso a los alimentos suficientes, equilibrados y sanos, para satisfacer las necesidades de nutrición aceptables y cuya obtención no resulte contraria a la dignidad misma del ser humano.
5. Muchos países, entre ellos el nuestro, adoptan políticas económicas orientadas hacia el mercado internacional, adecuando para ello sus estructuras políticas y legislativas. Si no se tiene el criterio de respeto a todas las personas del territorio y la visión de futuro nacida de ese respeto, podría fácilmente ocurrir que las relaciones internacionales abiertas y cambiantes, lleguen a condicionar el derecho a la alimentación nacional y mundial.
6. Sostenemos que una nación no puede exponerse a quedar totalmente a merced de los vaivenes del mercado internacional al tratarse de disponer los alimentos fundamentales para sus habitantes. Por eso pedimos que el concepto de “Seguridad Alimentaria”, sea sostenido con mucha claridad.
7. Con ocasión de esta Asamblea Mundial, expresamos nuestro aprecio y apoyo al mundo rural chileno, productores, pequeños agricultores, técnicos, campesinos, temporeros. Confiamos en que sus esfuerzos por aumentar la producción y mejorar la calidad de ella, garanticen la seguridad de la alimentación. Así también esperamos que la nación les retribuya con equidad, en bien de la dignificación de sus vidas y de sus familias.
8. Pedimos al Dios de la Vida para que los acuerdos de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, sean reales aportes que aseguren a todos los pueblos su derecho a los alimentos, contribuyendo a los esfuerzos solidarios que se deben hacer en todo el mundo para erradicar la extrema pobreza que aún afecta a tantos hermanos nuestros.
Santiago, 13 de noviembre de 1996
Por el Comité Permanente del Episcopado
† FERNANDO ARIZTÍA RUIZ
Obispo de Copiapó
Presidente en Ejercicio de la Conferencia Episcopal de Chile
† JAVIER PRADO ARÁNGUIZ
Obispo de Rancagua
Secretario General de la Conferencia Episcopal de Chile